Esta vez me quedaré parada más tiempo. Las olas están tremendas- era la ilusión de aquella muchacha hija de pescadores, que soñaba con un gringo guapo, que la llevara a mundo sin fronteras.
Se escapó de la fiesta de la luna llena que reune a decenas de aventureros en Montañita, para trabarse con extasis, baile desenfrenado y sexo.
Ya conocía de memoria el ruido de las olas y al pasear con su pareja por la playa, los vientos le anunciaban el tiempo propicio. Prefiría la olas a un orgasmo rutinario que la tenía saturada de lo mismo.
Apenas clareaba el sol, dejó preparado el desayuno de la familia para escaparse al mar. A lo lejos apareció una encrespada ola que venía en su busca. Empezó por ganar velocidad braceando en el verde azul del aquel líquido intranquilo, hasta que un impulso la paró sobre la tabla y empezó un juego de equilibrio, mentras unos dientes de espuma y gotas parecían querer comerla. Era un escape como el que cada día hacía de su incierto futuro. Finalmente el momento pasó, volvió a reencontrarse con la calma con la paz, consigo misma.
Se escapó de la fiesta de la luna llena que reune a decenas de aventureros en Montañita, para trabarse con extasis, baile desenfrenado y sexo.
Ya conocía de memoria el ruido de las olas y al pasear con su pareja por la playa, los vientos le anunciaban el tiempo propicio. Prefiría la olas a un orgasmo rutinario que la tenía saturada de lo mismo.
Apenas clareaba el sol, dejó preparado el desayuno de la familia para escaparse al mar. A lo lejos apareció una encrespada ola que venía en su busca. Empezó por ganar velocidad braceando en el verde azul del aquel líquido intranquilo, hasta que un impulso la paró sobre la tabla y empezó un juego de equilibrio, mentras unos dientes de espuma y gotas parecían querer comerla. Era un escape como el que cada día hacía de su incierto futuro. Finalmente el momento pasó, volvió a reencontrarse con la calma con la paz, consigo misma.
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