El hombre que no creía en Dios

¿Sabes por qué no creo en Dios?
Porque Dios es en realidad
es la casualidad
a la que se le llama destino
 suerte voluntad de dios,
es la inmortalidad que el hombre ha inventado
para burlar a la muerte
 para juzgar su pasado.

¿Sabes por que no creo en Dios?
porque que al igual que el amor,
la libertad y honor.
son palabras prostitutas
que sirven al mejor postor.

En nombre de Dios
se sometió a inocentes
a terribles crueldades,
para pruebas bastan dos
la conquista de América
y la esclavitud de los negros,
sin contar la amarga historia
de Europa y los musulmanes
que consideraron gloria
la guerra con sus desmanes.

Es que los creyentes en Dios
hicieron un culto a la muerte
cuando rezan al inocente
sacrificado en la cruz,
desde entonces hasta hoy
la bondad y gentileza
tiene por clara certeza
que el vivir con nobleza,
con respeto a cuanto existe
es simplemente estúpido.
Lo que vale es el dinero
el poder y aun más la fama,
 lo demás es sólo espuma
es decoración de un dama
que tiene las pierna abiertas,
borracha hablando de Dios.


En la conquista de América
en el trafico de afro esclavos
por los creyentes cristianos
 fueron más dolorosos
largos y tormentosos
que los tres clavos de Cristo.


Provienen del mismo padre,
de Abraham son descendientes
y hacen del Medio Oriente
un infierno diferente,
que mescla arena y sangre
y en un  delirio fanático
de un mundo incoherente,
 los hijos de mismo Dios,
hebreos y musulmanes
y se odian por ser diferentes
en su forma de creer.

En el pueblo en que yo vivo
existe ese ser humano
que lee un sólo libro
y tomando partes de la  Biblia
juzgan hasta su propio hermano
al vecino y al pagano
creyéndose diferentes.

Por  una escalera al cielo
sólo encuentran consuelo
en vivir la intolerancia,
pretendiendo una pureza
que creen les da belleza,
cuando es la flaqueza
 de una alma debilitada
 que para escapar de su nada
vomita en nombre de Dios.

Es cierto que hay los que dejan
vicios y debilidades
y sienten esa bondades
que da un credo amoroso,
que entre oraciones y gritos
proclaman su dios bendito,
pero es también desastroso
ver el mundo en esa lupa
que se olvida las maldades
que el fanatismo dejó.