Luego del partido bajé de mi suite en el Estado de Liga para reunimos con amigos y familiares. Éramos felices llamándonos "forajidos", como nos denominó el presidente. Llevábamos papel higiénico para la marcha protesta contra el gobierno. En la caminata con una enorme multitud al Centro, desde la Av. de los Shirys, ví en la humareda de gases lacrimógenos a mi querida Virgen del Cajas y a Hugo Chávez. Discretamente nos retiramos a mi casa en Tumbaco, mientras mi hijo y sus "aniñados" compañeros de la Universidad San Francisco animaban la protesta junto a los "longos" del Colegio Mejía.
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