jueves, 20 de enero de 2011
El ladrón de huesos en 100 palabras
Tres horas de cunclillas encerrado en una cripta del Cementerio de San Diego. Afuera aquel albañil que colocaba una lápida me impedía salir. Ya tenía la piernas amortiguadas y ganas de orinar cuando salí violentamente de la tumba. Al albañil le dio un desmayo al verme. A la carrera busquéla puerta del cementerio, pero soldados del ejercito hacía la calle de honor a un oficial fallecido. Crucé veloz en medio de los sorprendidos uniformados.. Desde entonces el dueño de los huesos me visita feliz de haberlo sacado de ese triste lugar y conversamos alegres frente al libro de anatomía.
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