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miércoles, 9 de marzo de 2011

La auto-esclavitud

En 1980  el Ecuador empezaba su período post dictatorial con el recién electo presidente Jaime Roldós. Aguilera, Una mujer negra, fue invitada a participar en un curso para auxiliares de enfermería. Los años pasaron y para el 2008, era la caque de sus pueblo, la que controlaba el desempeño de un subcentro del Ministerio de  Salud, donde los médicos, los dentistas y las enfermeras rurales, que amenudo tomaban ese lugar como lugar de prácticas mal vigilado, podían hacer un  ejercicio profesional y cometer errores sin ser sancionados; además, ir a reuniones, cursos, etc,etc y seguir siendo pagados por sus ausencias y atrasos, gracias a las conquistas laborales del sindicato de profesionales rurales. y al contubernio con la auxiliar, a quien también ellos debían encubrir.


-¡Doctor!- Este señor tiene plata. No le puede dar los medicamentos de donación.

-Perdone no sabía- le respondió sorprendido.


Ese médico, que no era un joven recién graduado,  como los rurales, sinó  un  adulto, contratado como parte de los nuevos equipos básicos de salud, comenzó a fijarse en el terreno que pisaba.
. El tono de voz, los gestos el caminado, la pericia, las reacciones turbulentas del personal y los usuarios, todo entraba por su retina a ser pesado en su mente.

Mientras caminaba en los campos visitando gente, veía la conducta y el trato que aquella mujer negra de casi 50 años, daba a los de su raza. Con mano brutal colocaba las vacunas, esta rudeza venía de su derecho adquirido a hacerse respetar mediante el dolor y la grosería, como lo hacían los amos y sus verdugos negros desde la colonia. Los pobres moradores de la comarca, incluso la habían hecho comadre, para beneficiarse de sus deferencias y su familia de trescientos miembros, era la familia más poderosa.

Hasta mediados de este siglo XX, aquellos pueblos eran pueblos de esclavos que llegaron en 1618.  Algunos  se libraron con la llegada del tren y la carretera asfaltada, escapando del sitio. Pero ahí  habían quedado rezagos  de los llamados caporales, o mayordomos de las haciendas,  que eran los que ayudaban al patrón a explotar a sus peones y estas familias,  también negras, encargadas de denunciar, castigar, perseguir, y vigilar a los otros esclavos, eran las que tuvieron el derecho a vivir cerca a la iglesia, en el poblado ,  junto  a la casa de hacienda y ahora eran los que manejaban los recursos del Estado para el sector.

Pero ese año 2008 llegó la gratuidad de las medicinas por parte del gobierno de Rafael Correa. Aquella auxiliar pensó como pensaban los conquistadores, los curas y sus patrones: “Dios está muy arriba y el gobierno muy lejos”, así que siguió haciendo de las suyas, hasta que un día,  al llegar al subcentro se encontró con un cartel en la puerta que decía.

" Desde hoy en este subcentro todo es gratis"

Aquellos la irritó de manera incontenible y peor cuando supo que el nuevo médico había llamado a los moradores, personal de salud, de educación y de la Junta Parroquial para hacer una veeduría de salud, que tendría como oficio vigilar la puntualidad del personal, su trabajo y el manejo de los recursos, para lo cual citó a todos en la casa comunal de la tenencia política.

-¿Qué se ha creído doctor?- Usted no puede venir aquí a hacer lo que le da la gana- fueron sus palabras, al ver que ya no podría disponer a su antojo de los suplemento alimenticios, que se los entregaba  con preferencia a los niños y madres a su favor, o de las medicinas, a las que ponía precio y no rendía cuentas, pues las manejaba  a su antojo,   como si fuera negocio propio.  Tampoco podía disponer de los cincuenta centavos que cobraba por cada inyección, vacuna, consulta, o tratamiento que se hacía en el subcentro.
Para librarse del doctor había que acusarlo de algo. La acusación fue que el galeno había ido al colegio, donde habían 5 adolescentes embarazadas,  a explicar a los estudiantes, sobre el uso de los anticonceptivos y lo que es peor, dejó regalando preservativos.

- Ese doctor es un inmoral.  Incluso se baña desnudo.  - fue el rumor con que sabía encendería la ira de los moradores, que consideraban al médico  bueno,  el único que los iba a visitar casa por casa regularmente  y les atendía con gran eficiencia sin faltar.

Para irritar aún más los ánimos del pueblo,  llegó su sobrino diácono, que se preparaba para cura desde los 12 años de edad en Tulcán,  fanático,  en contra el aborto, y  en contra de la nueva constitución ,que debía ser sometica a plebiscito,  a la  que  consideraba abortera,  como la había calificado el representante del Vaticano ante el Ecuador.
El aprendiz de cura uso la mentira  y la calumnia a favor de sus propósitos, a pesar de que era un de los pecados de la religión que practicaba, pretendio acusardlo de abortos y faltas al pudor sin pruebas.  A   esta alianza se sumó su otro sobrino, el  Presidente de la Junta Parroquial, y la enfermera rural que hacía un trabajo irregular, juntos levantaron al pueblo contra el doctor y se tomaron el subcentro, pero el médico los enfrentó y a la mañana siguiente otros moradores del pueblo sacaron a los invasores.

Ante esa impotencia, los conspiradores buscaron otra opción para sacarlo, porque no había suficiente apoyo en el pueblo, pues el médico probó en asamblea popular las falsedad de los argumentos, la intriga, las anormalidade  y  que era  cierto que  las pacientes no querían la presencia de la auxiliar en la consulta, porque ella dibulgaba  sus problemas de salud y las otras anormalidades.

- Tenemos que ir a  a hacer la bulla a la ciudad. en la Jefatura y en la Gobernación - dijo la auxiliar y  fue el acuerdo de los complotados. Pero nuevamente las autoridades comprobaron lo contrario pero el ambiente estaba enturbiado..
.
Finalmente el  médico se reunió con la única persona preparada del pueblo, que merecía su confianza y respeto.

- Es mejor marcharse doctor. Este pueblo es de fanáticos religiosos, que viven una auto-esclavitud.

- ¿Qué clase de auto-esclavitud?- Le preguntó el doctor- mientras miraba aquellos paisajes resecos de los Andes

- Cuando un ser humano, acepta impotente que no es capaz de cambiar la realidad que lo degrada, ni vencer los miedos, los prejuicios, los dogmas, el  fanatismo, todos esos  estigmas que lo rebajan y lo rebajaron por siglos, mi querido doctor.  se  lleva  el alama de negro esclavo.
 Se es esclavo, pero  ya no de un patrón,  sino de sí  mismo y  se acepta como el oprimido  del vecino, del cura. del funcionario público, del que le paga, del que le compra....  Porque hay negros que se compran y se venden ellos mismos, unos terminan de sicarios otras de prostituts, en fin,  son los negros auto esclavos, son   los que están  a merced del destino fatal.  Esos que vivien como en  un pantano,  y arrastran al fondo de su obscuridad, a ese trágico  interior a los jóvenes;  por eso los muchachos prefieren marcharse de aquí. Solo los viejos se están quedando.
Aquel médico,  al dejar atrás esos terrenos de caña y frejol, se dió cuenta que habia  una enfermedad histórica en ciertas almas,  y para la cual él no tenía medicinas,  pero que había prendido el fuego en aquellos que sacaron del subcentro a los fanáticos,   a ellos les tocaba liberar y librarse de  los autoesclavos.

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