Tenía 67 años cuando se me ocurrió ir de voluntario a la laguna de Quilotoa, fui para enseñar costura y diseño textil. Llegué a esos 4000 metros de altura con el corazón en la boca. Durante los 15 días que duró el curso, veía sorprendido como las indígenas luego de tejer los sacos los deshilaban.
Me dieron un cuarto frío para dormir, así que me pareció más caliente y acogedor el lugar donde dormía una oveja y me acomodé en él. En ese tiempo me encariñé con el animal.
Hubo una fiesta de matrimonio y dos indígenas, con una facilidad asombrosa, la mataron para el banquete de bodas , mi corazón no paro de latir y me vine., ahora soy vegetariano.
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