- Hola, mi nombre es Irene.
- Soy una mujer a la que le gusta tres cosas, el gimnasio, la televisión y el bochinche.
- Se que a nosotras las bochincheras nos cuesta reconocer lo que realmente somos.
- Soy de Guayaquil, la perla del Pacífico, pero mi madre era serrana, de Cuenca.
- Mi madre para un bochinche era campeona.
- Como buena cuencana empezaba por preguntar el nombre de la persona que conocía y de inmediato se iba al árbol genealógico.
- Lo que a veces me sorprendía, es que incluso con extranjeros, ella decía que había conocido a alguien con el mismo apellido.
- Del apellido pasaban a la historia familiar, y de la historia familiar caía sin darse cuenta en las escabrosas historias de alguien que vivió, nació, creció o murió en su adorado Cuenca.
- Cuando estaba en el colegio, me encantaba el deporte, era bastonera del colegio.
- Las bastoneras somos acróbatas, y nos gusta llamar la atención con bailes, vestidos, acrobacias, malabarismo y así animamos a los muchachos o chicas del equipo.
- En el rato que nos estábamos haciendo el show, estábamos murmurando lo que había y no había hecho alguno de los jugadores o jugadoras, ellas era una buena excusa para iniciar el bochinche, que luego incluía hasta a la virgen María o Jesuscristo con alguna broma.
- Esto me sirvió mucho pues ahora soy comentarista de deportes.
- El fútbol, que en Ecuador es el único deporte que existe para los medios, era sólo una narración aburrida de partidos y una machista forma de ver el deporte, donde las mujeres no teníamos ni voz ni voto, una reunión de hombres que hablaban pavadas....., hasta que yo llegué.
- Entonces los deportistas ya no eran las maquinitas de carne y hueso que divierten y emocionan a los espectadores, eran seres humanos con buenos y malos momentos dentro y fuera de la cancha, pero nadie sabía cómo descubrir eso. Faltaba el toque femenino.
- Me iba a los entrenamientos, miraba la cara que se ponían entre ellos, buscaba en los graderíos a las personas que los venían a ver, me metía a los camerinos antes y después del partido, les seguía en un taxi para ver en que burdel se metían, no dejaba escapar detalle y luego lo pepa era como lo presentaba en la radio.
- Después venían las llamadas, los comentarios a favor y en contra, se encendía la llama y yo me calentaba con esas discusiones, me encantaba el fervor radiofónico, porque eso era simplemente sintonía.
- Era el toque femenino del bochinche lo que le daba vida a mis programas.
- Empecé en una radio, luego fui a otra radio, mientras estudiaba periodismo y no se ya por cuantas radios he pasado.
- Me encanta el gimnasio, no solo porque es un lugar para hacer ejercicio, sino que además una se exhibe y no falta el bochinche.
- Un día fueron unos productores de televisión a buscar fisicoculturistas para un programa de concursos de fuerza y habilidad.
- He pasado por todos los canales que hace este tipo de competencias y programas, en los que además como son realities, uno puede expresar lo que siente, y hasta hablar a favor o en contra de otro u otra de las competidoras y se enciende la polémica.
- Ahí, yo me sentía la reina porque el bochinche ya no era solo contra un deportista, era también contra mí y hasta había puñetes.
- Todo estaba de maravilla, Un día me contrataron para que participara como comentarista deportivo en un canal.
- Bueno como comentarista deportivo, yo estaba en mi papayal, porque los comentaristas deportivos podemos decir cualquier cosa, sea coherente o no.
- Las babosadas, las pavadas, e incluso las groserías son bienvenidas. Había desde la solemnidad. hasta el grito destemplado, era una ensalada de todo.
- En los programas deportivos, se procura llevar al extremo la realidad. Si hubo una mano en el partido y el árbitro no la vió, ese era el punto de partida para la exageración.
- Al árbitro lo único que no se permitía mencionale era a su madre, pero era como decimos aquí un batracio, un mequetrefe, un vendido, y ciego.
- Por supuesto que eso me acarreó serios problemas con deportistas, árbitros y lo peor fue cuando me metí con los dirigentes deportivos, a raíz de aquel bochinche de la FIFA. ustedes lo van a recordar viendo esto.
- el bochinche de la FIFA estaba metido el presidente de la Ecuatoriana de Fútbol junto a los más calludos dirigentes del mundo en una trama que les llevó a la cárcel.
- Cayó desde el presidente de la FIFA, hasta nuestro presidente de la Ecuafútbol, que habían hecho una fortuna mal habida y creado un mundo de trampa, corrupción y juego de apuestas ilegales, venta de derechos de TV, que era donde estaba el grueso del billete. .
- Era un lío de millones de dólares, se habían arreglado partidos, era un rollo grande pero de los bien grandes.
- Estaba en mi salsa, había que desentrañar esa mafia y me metí como se dice hasta ponerme con el agua al cuello.
- El problema era serio, y estaban metidos dueños de medios, comentaristas de televisión y radio, que eran llevados a ver los mundiales.
- A mi me negaron ese chance y yo tenía la sangre en el ojo,
- Algunos colegas, de la radio y televisión, dirigentes que votaron en las elecciones e Ecuafútbol fueron denunciados, estaban enredados en un canje de favores y tenían las manos sucias, por donde se los mire.
- Incluso los dueños del canal, que me comenzaron a coartar, ya no me dejaban decir los pormenores de ese rollo. Creo que sabía demasiado y eso les incomodaba.
- Entonces me botaron a la calle como botella de plástico.
- Me di cuenta que había que meterse con los de arriba, con el rollo político, ahí estaba la cosa más candente,
- Es que detrás de las asociaciones deportivas de cada provincia estaba la política.
- Cuando me metí con las asociaciones deportivas, la cosa era turra.
- En Pichincha había una red de tráfico sexual de menores deportistas, los jueces de Tae Kwon Do, de físico culturismo, y en todos los deportes en los que podían decidir quién gana y quién pierde ellos le metían mano.
- El deporte no era una competencia como nosotros creemos, era un juego en que los dirigentes se paseaban por el país y por el mundo, llevando a los deportistas, a veces en condiciones, terribles. Se parecía al negocio de los gladiadores en la Antigua Roma.
- Cuando fui a los juegos nacionales en Machala, los deportistas de Esmeraldas dormían en las gradas del estado y no tenían dinero para pagarse un gatorade, mientras los dirigentes estaban en los burdeles, en los mejores hoteles y discotecas.
- Finalmente la mafia de Ecuafútbol fue a la cárcel, no todos, ni se incluyó a los periodistas o los dueños de medios, que gozaron de la plata, los placeres y las comodidades en los mundiales de fútbol y lo mismo pasaba en los deportes olímpicos, mientras los atletas tenían que mendigar auspicios, y recolectar dinero para poder ir a un panamericano o las olimpíadas.
- Todo cambió en los últimos 10 años de Correa, entonces a los deportistas se les comenzó a pagar una pensión mensual, que era buena, incluso a los campeones se les dio casas, se crearon los centros de alto rendimiento.
- Pero fue una tremenda bronca con las federaciones deportivas, que eran empresas privadas, no del estado y ellas querían el dinero, pero no rendir cuentas, ni que se controlen su elecciones o sus gastos, ni cómo sobornaba a los deportistas, amarraban resultados, cada federación me parecía que eran una porqueriza llena de cerdos borrachos.
- Habían como en Estados Unidos y otras partes del mundo, que las deportistas tenían que acostarse con sus entrenadores, o con los dirigentes para poder, participar en eventos deportivos o ser las consentidas.
- Cuando escarbé en eso truculentos lugares, la concentraciones deportivas, y en la Ecuafubol, me despidieron.
- La federaciones deportivas era un ambiente en que algunos cholos pata al suelo, mulatos igualados, o longos alzados en 4 ruedas, que me erizaban la piel, y más feos que tropezar descalza, se creían los dioses del Olimpo en calzoncillos, Apolo les queda como una vil ameba, así de pequeñito.
- Ya no tuve chance de continuar como periodista y comentarista deportivo.
- Entonces me metí a entrenadora de fisicoculturismo, que no me da mucho dinero pero es lo mío, hasta que me llamaron para que hiciera esos programas televisión de la mañana.
- Es que en esos programas mañaneros uno tiene también la comidilla del bochinche me sentí nuevamente en lo mio.
- De ahí pase a los noticieros de crónica roja.
- En los noticieros de crónica roja, a mi me tocaba comentar y retocar los crímenes, violaciones robos, así que me enfoque en el problema de los femicidios.
- Como mujer, le puse énfasis a ese asunto y vino el problema de un crimen en la provincia de los Ríos, de una familia en la que estaba involucrado un político, que finalmente fue a la cárcel y por desgracia hubo otro femicidio en que estaba involucrada la mafia colombiana, y sin querer me vi en el rollo del narcotráfico,
- Me llegó una amenaza y viendo como matan periodistas en México, vea mi hijito, dije esto no es los mío.
- Entonces me pase a esos programas de bochinche que hay después de los noticieros.
- Se trataba de hacer quedar en ridículo a personajes de la política, los deportes y la vida diaria, que estaban en su momento.
- Pero sobre todo, había que hacerlo con los que estaban en contra de los dueños del canal, o los incomodaban o los que resaltaban. Se trataba de puyarlos, de ponerles banderillas, como a los toros en las plazas para que bajen la moña, o prepararlos para venga el matador, que era el aliado al dueño del canal y le ponga la estocada final.
- Me recuerdo cuando hacía estos programas de aquella comparación de los ecuatorianos con los cangrejos
- Se trata de que un comensal llega a un restaurante en Nueva York donde puede escoger los cangrejos que quiere servirse y los tienen en ánforas de vidrio. A los cangrejos más pequeños, en ánforas tapadas y a los más grandes en ánforas destapadas.
- ¿Por qué esos que son más grandes están destapados ?, pregunta curioso el comensal.
- Es que los pequeños son europeos y norteamericanos, y se ayudan entre ellos, poniéndose uno abajo u otro arriba para escapar, en cambio los grandotes son ecuatorianos, cuando uno quiere escapar el otro lo baja.
- Mi trabajo era bajar a cualquier ecuatoriano que quiera escapar del anonimato, ridiculizar conductas, expresiones, decisiones, de las que se podía sacar una sonrisa a los espectadores, pero era un trabajo delicado, porque siempre en el humor satírico, alguien puede salir herido y hasta puedes crear líos familiares y personales al meterte en su vida privada o íntima de otra persona.
- Eso me pasó. Por suerte, como me volví figura de televisión ahora soy la candidata con más opciones para consejera provincial del Guayas.
- Mi parada, o mejor dicho mi gancho es que voy a promocionar el deporte en la provincia.
- A mi no me importa que partido me apoye, ni cual es su ideología, eso es un cuento para atraer simpatizantes, después, cuando el político llega a la teta el rollo es otro.
- Espero meterme en ese rollo y después me disparo a asambleísta, es que una ya no está muy joven y en en los canales, para los programas que a mi me gusta hacer, sobre todo los de comentarista deportivo, buscan mujeres jóvenes, pero hombres marchitos, viejos o feos, lenguaraces.
- Creo que los más feos que aparecen en los canales de televisión son los comentaristas deportivos. ¿ Verdad?
- Pero hasta lo feo se los puedo pasar, lo peor es que cuando hacen comentarios, se creen desde poetas, hasta filósofos de la Antigua Grecia.
- Me encanta ser comentarista deportivo porque hablas paja, viajas, estás en los estadios, me encantan mucho y me encanta el bochinche deportivo, pero ahora le tengo que entra duro al bochinche político para ganar la papa.
martes, 5 de febrero de 2019
MONOLOGO DE MUJERES 18 La presentadora de TV
IRENE ESTÁ CON ROPA DE GIMNASIO
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