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miércoles, 10 de octubre de 2007

Capitulo 1: La abuela chavelita

La abuela Chavelita

Si me preguntas que es la felicidad solo te diré que es la fe en la propia edad un vivir lo que te toca vivir en su memento, sin pretender vivir ni otra edad ni otro tiempo.

Si me preguntas que es el amor te diré que es la el cuidado afectuoso que damos para oponernos firmemente a la muerte.

Si me preguntas que es la libertad te diré que es la forma en que nos enfrentamos a esa verdad de corto plazo que se llama conocimiento y que nos confronta con la realidad mediante alas de valentía e imaginación

Si me preguntas que es la paciencia te diré que es la paz que se construye cada día desde el conocimiento propio y del entorno.

Si me preguntas que es serenidad te diré que es el encuentro con el tiempo para entender lo fugaz y lo duradero.

Si me preguntas quien era ella solo te diré que era un ser en diaria construcción y renovación reinventándose y reconstruyéndose cada día.

Cada día somos parte de un mundo oscuro vertical de percepciones y sensaciones que conecta nuestro cuerpo desde la cabeza a los pies mediante el querer que nos demanda el ahora

Cada día somos un mundo horizontal iluminado y deslumbrante que descubre el poder de nuestros brazos manos piernas y pies, el mundo del poder que nos demanda un mañana diferente.

Cada día somos un mundo circular de colorido, donde el cerebro y los sentidos se transforman en imaginación invento ingenio y que no tiene ni tiempo, ni distancia al que llamamos ser, persona personalidad. Ese ser vivo que construye diariamente la capacidad de escoger.



.Todo empezó en 1926 con el sonar de las campanas que anunciaban que Chavelita Cordero González hija mayor de una prestigiosa familia de la Ciudad de Cuenca. en el sur de Ecuador, se había quedado viuda. La joven lloraba a los 19 años la muerte de su marido Teofilo Moreno, frente al ataúd de su esposo de 21 años. Llevaba en la mano derecha a su hijo Luciano, un niño de dos años y al otro de 8 meses llamado
Jorge que lo cargaba en su brazo izquierdo, frente a viejas que repetían en latín oraciones y al cura que se alargaba en un sermón. Atrás las indias lloronas hacían su teatro pagado con gritos, alaridos y desmayos.


A la mañana siguiente, por las calles empedradas de la ciudad, una gran cantidad de personas vestidas de luto riguroso seguían al féretro. Tras ellos los indios que lucían sus coloridos sombreros y ponchos con pantalón blanco en la iglesia y las cholas cuencanas con sus polleras y sombreros de paja eran parte de los dolientes y curiosos.

En la casona de la Familia, aquel año de 1928, con todos los patrones de negro y las indias lloronas que gritaban su pena por un centavo, se desgarraba el alma de aquella mujer joven, considerada una de las mas bonitas de la ciudad. Desde los rincones de la sala miradas con ansiosa lujuria fingían dolor ante la hermosa viuda, que permanecía inmóvil ante el futuro incierto. Aferrada a su hijos, en un viejo mueble de madera. Por su memoria transcurría aquel día cuando tenía 17 años y Teófilo consiguió que sus padres le dieran su mano al joven, salvándola de un viejo de abolengo llamado Don Toral.

A Teófilo apenas si lo conocía, nunca se hablaron, pero él la vigilaba desde la esquina y se valió de todo para conseguirla en matrimonio antes de que Don Toral, el aristócrata viejo libertino, viudo y parrandero, que compartía con su padre el vicio de fumar, consiguiera tenerla en propiedad. Era una época en que las familias acordaban los matrimonios sin preguntar nada a las hijas. El matrimonio era un noticia no una decisión, que marcaba la vida de las “niñas de familia” . Era por eso que su repugnancia a los viejos o acomodados le creció en la sangre para toda su existencia.

La primera noche, se acostó vestida al igual que todas las demás. Teófilo Moreno, considerado guapo y galante , con una natural habilidad con la guitarra y los trabajos manuales era una historia de alegría, entusiasmo, determinación y música. Chavelita vivía su compañía como la felicidad misma de dos jovencitos decididos a hacer su hogar libre de miedos, pero hasta el último día se vanagloriaba de que ningún hombre la había visto desnuda por encima de las rodillas y conforme a las normas de la religión, temía al placer sexual como al diablo, pues el placer en la mujer era una tentación diabólica que volvía vana o deshonesta a la mujer, mataba sus deseos en enormes plegarias que empezaba a las ocho de la noche y terminaban en el sueño.

Tras el luto regresó una hacienda de caña con sus niños, donde trabajaba en los trapiches
h
aciendo panela y trago, rodeada de peones. Prefirió la suerte de seguir sola en aquel remoto paraje subtropical de Yunguilla, entre la malaria y las lluvias, en clara oposición a la voluntad de su padres.

Un día la polvareda en un camino terroso, que cruzaba por los cañaverales, despertó el alboroto de los perros que alertaron la llegada de unos jinetes.

-¡Son los guardias del estanco!- gritó Abelardo, el huasicama o peón de confianza, mientras corría a la casa de hacienda Era un indígena grande y musculoso, que no sólo la ayudaba en la casa, sino que era el mejor vaquero, su sombra protectora, ahora que se veía sola. El indígena asombraba con su determinación y valentía a la comarca, siempre al pie de su amor imposible, la patrona Chavelita..

Los guardias del estanco llegaron o como bandada se buitres, en mulas enlodas y sudorosas; lucían desarreglados, con su media barba de borrachos crónicos, bajo la sombra de sombreros polvorientos. Torcidos por el peso de carabinas a la espalda y los cinturones de balas cruzando el pecho, se adornaban con una sonrisa odiosa que los hacía temibles . Tenían las alforjas hambrientas de lo que puedan obtener de su diario extorsionar a campesinos, desde que el gobierno obligó a todos a vender al Estado el alcohol y la sal.

-¡Buena tardes doña Chavelita!

- Buenas tarde sargento, venga con sus hombres servirse algo. Se les ve cansados.

- Gracias patrona…Sólo usted es la se apiada de nosotros. La demás gente nos trata como a perros sarnosos.

Doña Chavelita entonces la llamaban todos los vecinos, a la joven viuda, en tanto los peones la comenzaron a llamar Mama Chavelita, por su habilidad para curar, inclusive el mal ojo a los niños y por su cariño maternal para con los hijos de los peones.

Tras descargar en el patio su cabalgaduras, la tropa entró en una sala saludando cada uno a Doña Chavelita y acariciando la cabeza de Lucianito, que los miraba con asombro, mientras Jorgito se tambaleaba tratando de caminar. En el fogón de la cocina donde correteaban los cuyes. La peona puso una olla grande con mote y se escuchó el último quejido de un gallo para el caldo.

Los guardias se sentían felices a comer, mientras masticaban hambrientos, le contaban las últimas noticias de la ciudad y del país. Ya repletos se desvestían de sus uniformes polvorientos y raídos para entregarlos a una lavandera.

-Los diarios y la radio dicen que ya cayó el gobierno y ha subido una junta militar de militares jóvenes. Prometen una revolución a la que llaman "La Revolución Juliana". Han puesto de nuevo presidente a un médico un tal Isidro Ayora- Comenta el sargento Tenesaca, sacudiéndose el polvo de su pelo y rascándose su redonda barriga cubierta por una camiseta sobre la pantaloneta que le llega a las rodillas.

Afuera cuando ya el rojo del crepúsculo se apagaba y el sargento prendió el mechero de kerosene que cargaba en su mochila, para darle un color amarillo que juega inquieto con las sombras, a una habitación con olor a maíz guardado en costales, que estaba iluminada con la llama de las velas de sebo de res despidiendo un olor a rancio.

-¿De donde es el presidente?- es la pregunta de Chavelita, que trata de dormir a Jorgito sobre sus piernas con un suave temblor que levanta su talones.

- Lojano, como lo fue su marido. Pero no es de buena familia, en un “chazo” ; igualito que el indio montuvio ese del Eloy Alfaro, que cuando fue presidente, le mando a estudiar en Francia. Es de los médicos filáticos que se lavan las manos y usan guantes para tocar a los pacientes.- dice el sargento preparando su pipa de tabaco, que lo recorta de un tripa enrollada de hojas.- Así son todos eso que se creen los "gran cacao" de la costa, eran los revolucionarios y ahora fíjese, ya ni siquiera viven en este país, se dan la gran vida en París y ahora el Ecuador es de esos "monos sabidos" y adinerados dueños de los bancos.

Dona Carmelita ente tanto coloca en una vasija de barro tizones encendidos de carbón y sobre ellos palo santo y tabaco para alejar a los mosquitos que le dan un perfume a la habitación como el de la misas.

-O sea que el Alfaro, el come curras que fue arrastrado en Quito por ateo dejo la mala semilla.

- No hable así de mi General Alfaro, Doña Carmelita, Mi general fue un héroe, le reprocha un cabo de acento costeño- Fue montuvio como yo, pero héroe bien macho. Gracias a él es que ya tenemos el tren a Quito y Guayaquíl, los niños se pueden educar en las escuelas del estado y las mujeres van al colegio; tengo una hijita estudiando para profesora, algunas ya trabajan el correo.

- A mi no me gusta que les llamen " carishinas" y hasta putas sólo porque no se ocupan de oficios domésticos, véase usted haciendo el trabajo de hombre aquí en esta lejanía-comenta el sangento que va abriendo una botella de trajo que llena la el aíre.

- Pero que he de creer eso de lavarse las manos para curar, si todo el buen humor del médico está en las manos y se va cuando se lava. A cuanta gente yo he curado por aquí y nunca me lavo-medita Chavelita, mirándose sus gruesas manos de campesina que contrasta con toda su figura alta, delgada, de rasgos finos y piel muy blanca.

- Sabe que más dicen doñita ..... Que ya no van a valer más las esterlinas, tampoco el billete de los bancos.

-Pero si cada banco de este país fabrica su billete y uno ya no sabe ni para que sirven, porque hay personas que no quieren recibirlos, por eso yo sólo tengo las esterlinas.

- Bueno...Van a hacer una nueva moneda que se llamará el Sucre. Unos gringos ha venido para eso.

- ¿Y qué tenemos que hacer con las libras esterlinas y los billetes de los bancos?

- Mejor doñita es que a las libras esterlinas las guarde y los billetes de los bancos les use comprando lo que sea. Cambiando de tema... Por si acaso....¿No a escuchado por aquí del lázaro criminal?

- No ... ¿Quién es?

- No se sabe. Dicen que ataca a las mujeres y luego las cuelga de un árbol y les corta los senos para bañarse en su sangre. Dicen que él cree que bañándose en la sangre se va a curar de la lepra. Y usted aquí. ¿No le da miedo? . El hombre dicen que es horrible porque se le han caído las orejas, la nariz y algunos dedos.

-Dios guarde y favorezca...!Que barbaridad!

- Perdone patrona... ¿No tiene un poquito de grurapo para pasar este trago y el dolor de huesos de tantas horas a caballo?- pidió el cabo con su acento costeño que contrasta con el cantadito de la gente cuencana.

- ¡Claro que si! ¿Cómo no?- La doña se levantó suavemente para llevar a su hijo menor a la habitación donde ya dormía Luciano, mientras va dando la orden a la cocinera.

La tertulia bajo los candelabros se extendió con noticias de la historia de la gente vecina, hasta que los cansados guardias terminaron dormidos bajo el efecto del guarapo.

Al retirase la joven viuda se acercó a Abeladro

- Estarás atento y ordena a la mujeres encerrarse con seguro, vaya ser que alguno de los guardias no tenga el menor escrúpulo en meterse a los cuartos o en robar. Avísame cualquier cosa

-Si patrona.

Al día siguiente, los soldados se sentaron al desayuno con uniformes recién lavados y luego, fueron a ensillar sus mulas para continuar captura del contrabando. Más de una hora tardaron en poner a punto sus armas, sus municiones, sus reservas de alimento y agua, después aseguraron los herrajes de su mulas y caballos de carga, bajo la atenta mirada de Abelardo y las sirvientas.

-Doña Chavelita- No se preocupe, el trago que tiene, véndalo calladamente- porque el gobierno paga tan mal a los campesinos, créame que nos da pena quitarles su producto. Yo sólo se les quitó a los contrabandistas, pero nos cuesta trabajo y bala. La semana pasada nos jugamos la vida en Biblián. Los moradores no nos dejaron ni entrar, ya desde que nos vieron comienzan a dispararnos.

- Gracias Sargento. Vaya con Dios y la Virgen

_ Bendita sea Doña, todos le estamos agradecido.

Tras la salida de los guardias desde su habitación se oyó el llanto de Jorgito .

- Lo ojearon los guardias- fue la primera opinión de Abelardo, al palpar al niño que ardía en fiebre.


Chavelita revisó detenidamente a la criatura de apenas 8 meses, tenía un absceso que le crecía rápidamente entre la nuca y el cuello. A los pocos días el absceso era tan grande como el puño de la mano del niño y este perdió tanto peso que parecía un cadáver viviente. El drama y la angustia se vivían en la hacienda.

-Y la curandera se murió el mes pasado- ¿Será de ir a la ciudad a ver un doctor?- propuso Abelardo mientras se dirigía a la la puerta recogiendo de la entrada un freno y la silla para su caballo.

- Espera son 5 días de viaje. ¿Qué doctor va a venir?. ¿Cómo le voy a pagar? A lo mejor tu no conoces donde venden azul de metileno con alcanfor, dicen que esa medicina es santo remedio.


- Vea patrona yo sé de plantas y si quiere le enseño, pero de medicinas no sé.


Durante los días siguientes se probaron toda clase de plantas, siendo el matico la más efectiva par aliviarle y permitir al niño dormir. Finalmente el absceso mostró un puntito blanco. Con la ayuda de las peonas y de Abelardo, la mano de la niña patrona rajó la piel de su hijo, casi sin respiración, que parecía morirse en un llanto apagado. El chorro de pus saltó un metro, luego puso en el orificio un drenaje de hilos de algodón sumergido en la yema de huevo con sal. Durante tres días la pus llenó media jarra cada día, hasta que al fin se fue la fiebre y el dolor. Entonces a Jorgito que era una piel terrosa y huesos, sin cabellos, le entró una hambre incontenible, que los campesinos llaman "hambre canina" , su insaciable apetito era satisfecho con caldo de gallina en agua de mote (maiz cocido) cocinado con clavos oxidados, desde entonces a pesar de ser siempre flaco y cabezón era tremendamente resistente a las enfermedades.

Cierto día Abelado subió alarmado a la casa de hacienda- ¡ Doña Chavelita, Dona Chavelita! El lázaro criminal está rondando el cañaveral. Las mujeres encontraron en el arroyo donde lavan un dedo de leproso, venga a ver.

- Trae tu machete y pásame la carabina.

- Ya le traigo el arma y voy a ensillar al caballo alazán para irnos.

- Reúne a todos los peones que tengan caballo también. ¡Vamos a capturarlo!.

Rodeada de una docena de peones y dejando la instrucciones a los demás para guardarse del criminal, emprendió la carrera a galope tendido tras la huellas. Al llegar al arroyo efectivamente el dedo estaba cerca en el agua.

-El maldito ya contaminó el arroyo dijo Abelado- mientras examinaba el dedo con un palo y miraba al rededor. Chavelita desmontó y luego de inspeccionar el área dijo

- Vamos a hacer aquí el centro y nos separamos en cuatro grupos, cada pareja busca huellas y apenas vean alguna nos vienen a avisar o disparan. Mientras llegaban los rastreadores la joven fue a buscar un lugar para orinar tras unos matorrales, y al momento de terminar, alzó la mirada. A pocos pasos, había un cuerpo colgado de un árbol. Se vistió rápidamente y gritó

- ¡ Todos vengan acá!

Abelardo y dos peones armados llagaron a la carrera.

- Allá miren es el cuerpo de alguien colgado de la rama- señalando en entre las sombras de la tarde que ya se venían.

Cautelosamente sin hacer ruido los indígenas se acercaron al árbol, tras ellos su patrona.

- ¿Es un hombre no una mujer?- susurró Abelado.

- ¿Será que ahora mata hombres también?- preguntó calladamente el otro peón

Esperaron unos minutos y finalmente se acercaron al ahorcado.

-Es el lázaro- dijo Chavelita señalando las manos del muerto- le faltan dedos.

- Y ahora patrona quién es que le va a bajar a ese cadáver del árbol sin contagiarse de lepra.

- Tenemos que llamar a la policía. ¿Quién sería que lo mató o se suicidaría?

- Son cinco días hasta que la policía venga.

- Pero si lo bajamos dirán que nosotros lo matamos.

El cadáver permaneció colgado. Estaba carcomido por los gallinazos y apestaba a la distancia cuando llegó el policía rural. El muerto quedó colgado y nadie volvió por ese lugar.


EL REGRESO A CUENCA

Chavelita llegó con su niños y sus peones a Cuenca la mañana triste de un martes 13 , por las calles de piedra se escuchó el repiquetear de las herraduras de los caballos de la viajeros en los adoquines de la ciudad, que guarda celosamente su pasado colonial español. De pronto los caballos se asustaron al ver aproximarse un auto ford modelo T, que era el más común de los pocos que había en la ciudad. Tras el susto la comitiva se detuvo a recoger la imagen de San Judas Tadeo, que por suerte no se dañó al caerse el baúl de una mula vieja, que tenía los ojos desorbitados de terror. El cuadro era la imagen sagrada que la joven usaba en las ceremonias y procesiónes alrededor de terrenos de cultivo, para traer las lluvias cuando el verano se ponía crudo;ahora le serviría para traer salud a su padre enfermo del corazón.

En la gran casa de la familia descargaron de los caballos, los bancos de panela y las garrafas de trago. Don Eduardo, su padre, su se le acercó mostrando su felicidad de verla y fumando como siempre su pipa.

-Hola mi hija. ¿Cómo estuvo el viaje?

- Llovía mucho en el camino, tuvimos que quedarnos a guarecer en varias casas. Bueno papá... ¿Cuáles son las noticias por las que me pidió que venga?

- Bueno ya sabes que la familia de tu difunto marido reclama el cañaveral y mientras tú estabas allá. Ya te metieron juicio y ganaron.

- ¿Cómo?
- Como te estoy diciendo. Entonces no puedes ya volver ni siquiera a ver tus cosas.

-Pero al menos la guitarra de mi marido.

- Mi hija te han puesto orden de desalojo.

-¡ Me voy!…Tengo que recuperar siquiera la guitarra y el acordeón. ¿Por qué no me avisaron? Sin pensarlo más ordenó a sus peones.

- ¡Abelardo que todos ensillen de nuevo. Nos vamos de regreso! Me da iras. Ellos ni siquiera estuvieron a su lado cuando le dio la bronconeumonía, ni nos ayudaron para nada, no se merecen tener lo que fue el fruto de nuestro trabajo.

- Ya todo está perdido- Pero ve mañana, ahora tienes que descansar.

Al día siguiente la joven beso la frente de su hijos, les dió la bendición y se volvió a marchar acompañada de los peones.


La casa en el centro de la ciudad con su patio interior y paredes como murallas de adobe blanqueado con cal, se comenzó a convertir en su cárcel. Su madre la trataba como una sirvienta, pues había caído en la desgracia de la viudez. Su mejor amigo de confianza era Fernando Morejón, un quiteño que llegó como comerciante de corbatas y se casó con su prima, pero que en las tarde la visitaba para llenar interminables horas de tertulia mientras tejía.

Su madre que recién había dado a luz una niña. Ya ni siquiera permitía que hijos Luciano y Jorge la llame a ella mamá, sino Chavela y hasta sus hijos comenzaron a tutearla como si fuera una hermana, cuando lo tradicional era que todo hijo hable a sus padres de usted, y por supuesto debían llamar a la mamá a la abuela.

Sus hijos se relacionaban con los hijos de la servidumbre y su tíos que eran 9, pero un día el más alto se fue al valle de Yunguilla y regreso con malaria que le mató en tres días.

La joven viuda se convirtió primero en en la cocinera de la familia junto a las huasicasmas, que venían del la gran hacienda de Virgen Corral, en el páramo de la cordillera occidental de los Andes y las cholas cuencanas que habían nacido en la casa. Durante las noches, bajo la luz de las velas tejía el crochet de hilo de algodón para vender manteles o hacía cobijas de lana.


En la casa se respiraba el aire de una rancia aristocracia golpeada por la Revolución Liberal de Alfaro, que a más de matar a muchos cuencanos del ejercito conservador, quitó a los curas y monjas tierras, batanes o fábricas textiles, hospitales, escuelas, colegios universidades y minas, dando paso a una burguesía de comerciantes, trabajadores asalariados y a burócratas que antes no existían.

A los hacendados les resultaba doloroso pagar con dinero a los indios, pues se pagaba a los peones con tarjas, que eran pedazos de madera, donde se rayaban los días trabajados y luego que eran compensados con parte de las cosechas o la leche y el derecho al uso del huasipungo, un pedazo de tierra próxima a sus casa que les servía para tener cultivos y animales. Los indios por su parte escapaban de las haciendas para ir a trabajar por dinero. en las plantaciones de la costa

Pero esta nueva élite social se movía bajo el tradicional reconocimiento del apellido y la pureza sanguínea, reflejado en el clásico saludo cuencano, que tras preguntar el apellido, recorría el árbol genealógico para encontrar vínculos con el recién conocido.

-¿ A dónde de vas Abelardo?

- Patrona me da permiso me voy a cosechar caña en Milagro. Ya le he acompañado desde que dejamos Yunguilla, pero quiero comprar mi terrenito.

- Acuérdate de lo que le pasó a tu papá que se fue a cosechar caña y luego le llevaron a morir como soldado en Esmeraldas, en la guerra contra el Coronel Concha.

- Si patrona, pero ya no hay mas guerra.

- Hay la malaria y la fiebre amarilla. ¿No has oído?

- Si pero quiero viajar en tren también.

- Toma esta platita y ándate, pero si regresas te ofrezco que te regalaremos un terreno en Virgen Corral y serás el mayordomo.

-Gracias patrona. Dios la bendiga.

Abelardo se fue hasta Guayaquil y luego a trabajar en una plantación de cacao de Vinces, donde vio junto a río Daule una torre de metal igual a una famosa de la ciudad de París, según le dijeron. Era una población de gente rica que hacia casas lujosas y no faltaban los burdeles, que por primeras vez visitó y en donde iba a parar su dinero. Pero las cosechas fueron mermando por la peste de la escoba de bruja. Finalmente apenas consiguió dinero para regresar a Cuenca..

- Papá ha vuelto Abelardo y en la hacienda usted ya no se alcanza desde la muerte de nuestro hermano- Fueron las palabras con las que Chavelita le volvió a abrir las puertas a Abeladro

- ¿Quiere ser peón?.

- Yo le ofrecí que sería el mayordomo y que le daríamos un terreno propio como pago.

- ¿Estás loca?

- Papá los indios se están levantando en todas partes, en Cayambe y en Tungurahua ya se levantaron hace años, es mejor darles algo a que se vayan y no haya quien trabaje Vea cuando han bajado las cosechas, y los quesos.

- ¿Cuánto de tierra es que quieres regalarle?

- Vea que no sea un regalo, el quiere pagar pero ponga un precio especial para que gane algo y pague.

- El indio es un buen trabajador y valiente. Esta bien le daré 5 hectáreas . Pero que vaya saliendo mañana mismo luego de que le de el papel notariado.


Cierta mañana en que Chavelita se cansó de su posición de cenicienta de la familia se dirigió a la puerta de calle.

- A donde vas?- Le preguntó su madre en su acostumbrado tono mandón.

- A buscar trabajo.

- ¡Eduardo! -grito la matrona- Mira la desfachatez de tu hija que pretende irse a la calle a trabajar, para que la confundan con una mujerzuela.

Don Eduardo siguió enfrascado en una lectura sin hacerle caso.

Durante los siguientes días y por 5 años todos los días se levantaba a las 4 de la mañana para preparar la comida de sus hijos y la familia. Salía a las cinco y treinta para llegar a la 6 al trabajo en una fábrica textil, donde permanecía de pie por 14 horas, a las 8 de la noche tomaba el camino a casa para arreglar la ropa de sus hijos, lavar, cocinar y dejar todo listo para el día siguiente acostándose a las 11 o 12 de la noche.

Un día llego un reportero de la ciudad de Cuenca a la fábrica, se entrevistó con el dueño y se dirigieron a donde Chvelita cosía con su maquina.

-Doña Chavelita- le presento a un reportero del Diario el Mercurio- Me ha pedido que le ayude para que pueda sacarle una foto.

- ¿A mi? ¿Por qué?

- Mire doña Chavelita, perdone mi insistencia, se trata de el primer concurso de belleza de la ciudad y las personas de la ciudad me han hablado de usted. Verá...Nosotros vamos a publicar las fotos de las mujeres mas bonitas de Cuenca, para que la gente recorte la foto y la deposite en una ánfora y la ganadora tendrá un premio.

- Pero yo soy una viuda

- Bueno en este concurso se trata de la mujer más bonita no de la señorita más bonita.

Sin darle tiempo a nada con la luz de una explosión que la dejo muda y sonriente.

El domingo se publicó en el diario junto con la foto de las demás concursantes.

- Pero que altanera, que sin vergüenza eres Chavela- ¿ Quieres que te digan la viuda alegre?- le reprochaba por las calles su madre Mamá Angelita, a la salida de misa. Chavela procuraba taparse con su mantilla de las miradas.

Aquella semana el periódico se vendió como nunca y la gente llenó las ánforas con recortes. Al domingo siguiente por las fiestas de la ciudad, el periódico publicó la foto de Chavela Cordero como ganadora.

Tras esta noticia, los pretendientes aparecían en cada esquina, visitaban la casa. La vida se volvió un acoso.

Una noche llegó un grupo de músicos a cantarle la canción Mexicana "Hay Chavela" y eso se volvió una molestosa rutina. Los gritos y amenazas de su madre no servían para espantar a los grupos de muchachos con tragos y guitarra.

Poco a poco, el cantar serenatas se volvió la forma más apreciada del galanteo en la ciudad y el mecanismo para que todos reconocieran a los mejores cantantes de Cuenca, en especial cuando llegaron las primeras películas mexicanas en blanco y negro.

- ¿Y a quien le dirás que si? - preguntaban las hermanas que tras la noticia también comenzaron a recibir pretendientes y a casarse.

Un día antes de un examen muy preocupado Luciano acompañado de su hermano, bien vestidos con uniforme de la escuela le preguntó -¿ Cierto que te vas a casar?

- No mis hijos, nunca les pondré un padrastro. No quiero que el día de mañana les venga a regañar por el bocado que comieron - Aquella promesa la cumplió fielmente.

Luciano se comenzó a destacar en la escuela fiscal como deportista y estudiante. Con su hermano y sus amigos pasaba las horas jugando en la calle, pero al volver felices a casa, les esperaba el mismo regaño siempre.

- ¡Luciano y Jorgito! - Está prohibido jugar fútbol porque los zapatos se gastan y no hay plata para otros, así que en este momento se van a la zapatería de la esquina y le piden al zapatero pedazos cuero que desperdicia para reparar la suelas y los tacos.

La noches bajo la luz se las velas los niños hacías sus tareas y luego de comer se acostaban a dormir entre observaciones y comentarios de lo que pasaba cada día.

- Chavela. ¿Porque nos compras estas medias tan largas?-pregunto el hijo menor

-Creo que son medias de mujer- le criticó Luciano a su madre, mostrando sentado desde la cama la media con un agujero en el talón y otro en los dedos.

- Dame las medias para zurcirlas. Las compro grandes para irles recortando y acomodando en la medida que se gastan- fue por fin la respuesta.

-Chavela, el padre Crespi me pidió que sea su sacristán- le dijo con temor Luciano al momento de acomodar sus libros en un viejo carril.

- No ha de ser sacristán sino lazarillo-repuso su madre- mientras se acomoda para empezar a zurcir las medias.

-Me gusta esos trajes que nos ponen y además nos va a regalar pan con leche y dulces.

- Está bien. El padre está siempre ayudándoles en la escuela para que sean buenos estudiantes.

Los muchachos se acostaron a dormir mientras Chavela cosía y rezaba como todas las noches, contando cada oración en el rosario frente la imagen del Cristo del Gran Poder y a San Judas Tadeo, padre de las causas desesperadas.

- Virgencita te pido por mis hijos mi familia, las almas del purgatorio y por todos los inocentes que han muerto en Quito en la guerra de los 4 días así fue repitiendo una y otra vez antes de la próxima ave maría o padre nuestro, aquel día de 1932 en que llegó la noticia.


Es 1938 en la casa hubo por fin una radio y se podía escuchar la música y las noticias. La familia se reunía como en un rito doméstico todas las tardes desde las seis. Luciano de 14 años y Jorge de 12 estaban pegados al aparato escuchando música, cuando se escuchó la noticia. ¡Ha estallado la guerra en Europa!- Sonaba en la Radio HCJB de Quito que desde 1930 tenía alcance mundial.

- Haber Luciano- alza el volumen- le dice el abuelo Eduardo, en tanto todas las tías sus maridos y los pequeños primos inundan la casa de manera que obtener silencio era un milagro de minutos.

- Que barbaridad!- Otra vez en guerra- es el comentario del abuelo.

- Hace sólo 20 años que terminó la otra guerra, hay guerra en Quito y ya están de nuevo- comenta la abuela que le mira a su yerno el mayor Tamariz

- ¿Qué le parece?.

- Bueno creo que los alemanes están sorprendiendo al mundo. Es impresionante escuchar a Hitler , nosotros en el Colegio Militar fuimos formados por alemanes con la disciplina prusiana, inclusive nuestro uniforme de gala es prusiano, como lo es el del ejercito chileno. Creo que la guerra la van a ganar los Alemanes.

- Si..¡Que viva Alemania!- Gritó Lucianito.

- ¡Que viva Cosme Rennella! Grito Jorgito que no paraba de soñar en aviones y hacer ruido en la casa.

- ¡Callate tonto! le gritó su hermano- Cosme Rennella fue un piloto ecuatoriano en la primera guerra mundial no de ahora.

Las noticias de la guerra se combinaban con lo que pasa en la capital donde los gobiernos son inestables y por fin ha llegado al poder un brillante orador que no para se usar la radio para lucirse, el presidente Arroyo del Río, y lo confronta el brillante l diputado Velasco Ibarra que con su pose y entonación hitleriana, usa un vocabulario in entendible para embrujar a las masas, lo que le llevaría a ser presidente 5 veces y sólo en una ocasión terminar su período


En aquellos años hubo un día en que todas las mujeres lloraban y los hombres quería ir a la guerra. Había llegado la noticia que el Mayor Tamariz tenía que ir a la provincia del Oro a defender el Ecuador de la invasión Peruana. Su esposa casi niña Maria Fernanda, se ahogaba en llanto, en tanto los niños de la casa y trataban de consolarla.

- No ha tenido tiempo de despedirse. Lo movilizaron de urgencia al frente de combate- comentó llorosa la joven.

Los días pasaban con el temor de que el ejército peruano llegara a Cuenca que estaba a sólo 200 kilómetros.

-¿Cuáles son las noticias?- pregunto el Abuelo Eduardo prendiendo otra vez su pipa.

- Los tanque peruanos ha llegado a Machala y los barcos atacan a Guayaquil- contesta a gritos Luciano con su voz de niño alarmado.

- Por favor Luciano- deja escuchar las noticias le reprocha Chavelita.

- ¡Dios mío! ¡Que horror! ¡Que horror! ¡Que horror! gritaba la abuela.

Una atmósfera de rumores y noticias cada vez peores circulaba por todo lado. El gobierno comenzó a usar el nombre de un Teniente Hugo Ortiz, que fue el primero en morir en la frontera de Morona Santiago, como héroe para despertar el valor. Los peruanos estaban ocupando la amazonía ecuatoriana desde la frontera con Brasil hasta Nuevo Rocafuerte en el Río Napo y subieron por los ríos Morona y Santiago desde Barranca en el Marañón hasta cerca a Macas.


En la casa, todos estos meses, la servidumbre y los vecinos se reunían para apilar el maíz, la carne salada y las papas. En las tardes llegaban las mulas del ejército para mandar suministros, respondiendo al pedido del mayor Tamariz.

Reunidos como todas las mañanas y las noches para comentar los rumores que se repiten de boca en boca , o las noticias que publican los periódicos y la radio, finalmente se escuchó en las radio evangélica HCJB la Voz de los Andes y la Radio la voz Voz de América de los Estados Unidos que anunció:

- "Hoy 29 de Enero de 1941 en Río Janeiro se han reunido los mandatarios de los países latinoamericanos para respaldar la declaración de guerra a Japón, Italia y Alemania por parte de los Estado Unidos de Norteamérica en respaldo del ejercito Aliado de Inglaterra, Francia, Rusia y demás naciones libres del mundo, con el respaldo de los estados de la Organización de Estados Americanos. Además se ha firmado el tratado de Paz Amistad y Límites entre Ecuador y Perú, con el que se da fin a las hostilidades entre los dos países." La felicidad se dibujó en todos los rostros, los abrazos y gritos de alegría salían desde los niños hasta los adultos, cansados ya de comentar de muertes y miedos.


El 28 de Mayo de 1944 cuando Chavelita acompañaba Luciano al colegio normal Manuel J Calle para retirar su mención honorífica como abanderado de colegio, que recibió cuatro días antes, por la celebración de la independencia del Ecuador de España, en la Batalla del Pichincia de 1822, el portero le anunció

- No habrá clases porque el gobierno de Arroyo del Río ha caído.

-¿Y ahora por qué cayó este gobierno? - PreguntóLuciano como si se tratara de una rutina normal.

- Porque el presidente ha regalado todo el Oriente al Perú. Ya no tenemos salida al Río Amazonas.

- ¿Y quienes están ahora en el poder?

- No sé, pero parece que Velasco Ibarra y los comunistas.

Al volver a casa, nuevamente el ambiente de zozobra estaba en todas partes.

-¿Dónde está el mayor Tamaríz?- preguntó Chavelita.

- Lo han movilizado a Quito por la caída del gobierno- le contestó el abuelo Eduardo- Imagínate que el ejercito se ha enfrentado con los carabineros del presidente Arroyo de Río, no se sabe cuantos muertos hay.

- ¿Y qué dice el nuevo presidente?

-Velasco dice que el tratado adolece de fallas geográficas, hay un no se que problema en la parte de los Ríos Santiago y Zamora, por un nuevo río que no habían visto llamado Cenepa- explica el abuelo Eduardo prendiendo como siempre su tabaco

. - ¿Crees que habrá otra guerra abuelo? – pregunta Luciano

- No sé. A lo mejor. Dicen que el tratado está garantizado por Estados Unidos,Chile, Argentina, Brasil y Colombia.

- ¿Qué significa eso? - Que ellos deben parar cualquier acción militar de los 2 países.

- ¿Y que pasa con el Oriente?. Es la duda que planteó Chavelita.

-Creo que lo perdimos, lo tienen los peruanos. Así dicen.

- Nos han caído todas las plagas de Egipto. Perdimos el Oriente y que horror los comunistas en el poder- ¿Te puedes imaginar?- Comentó la abuela Angelita.

-Nos van a quitar las casas, no nos van a permitir ser católicos, todo va a ser del gobierno de los ateos como en Rusia. ¡Dios nos libre, ampare y favorezca!- gritó la abuela.

- No ves lo que está pasando desde que el gobierno permitió los sindicatos, las huelgas el tal Seguro Social. Ya no hay quien trabaje en la casa todos quieren ser patrones. Y no se diga con eso del voto de las mujeres, el divorcio y que ellas estudien en la universidad, Velasco sólo promueve su altanería- comentó el abuelo.

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