El Tabaco y las Rosas: Juliana la niña de sangre azul

Por Maximiliano Moreno
Desde su nacimiento la vida de Juliana vivió llena de comodidades en una hacienda en las afueras de Quito.

- Apúrense niñas, que se atrasan a clases- decía su madre antes de verlas partir en la automovil chevrolet del año. Lo compraron para las navidades de 1933.

Para tener cerca la escuela, la familia se mudó a la casa en la Plaza San Francisco, a  tres cuadras del colegio de monjas de "La providencia", situado en la parte posterior del Palacio de Gobierno, donde funcionaba el correo. La mudanza fue algunos días después de aquel terrible momento de la guerra de los 4 días.

En la escuela se vivía y se cultivaba dedicadamente la doble moral de la iglesia. La curia pasaba por un momento de crisis, luego de que la Revolución Liberal la excluyera de las decisiones del gobierno y el ejercito, pero además, le expropiara  lo más productivo y valioso de sus bienes. Pero luego del linchamineto de Eloy Alfaro y su generales, "la chuzma" o populacho, le devolvió el poder en Quito a sus pastores.

- ¿Por qué has matriculado a las niñas en una escuela católica?- Preguntó molesto Rodolfo a su mujer.

-¿Y qué querías? ¿ Que mezcle a mis hijas con cualquiera de esos que van a estudiar en el Normal Manuela Cañizares?.....Tu no sabes darte a valer, eres como un burro cargado de oro.

- Además de grocera, eres ahora una mujer insoportablemente vanidosa.

- ¡Basta Rodolfo! Tú sabes que yo me casé contigo por tu dinero y tú por limpiar tu sangre,  en mi sangre azul.

-¡ Tu y sangre azul se van al carajo!

En este ambiente de discusiones y peleas, empezaron los estudios escolares de Juliana y su hermana Sofía. Pero al agrio ambiente de la casa le seguía la doctrina pedagógica de las hermanitas de la Caridad y  hermanos Cristianos.

-Juliana, dime la tabla de multiplicar del ocho- Le dijo la monja mientras caminaba entre las bancas con una regla en sus manos

- Nos mandó a estudiar la tabla del siete- Respondió Juliana poniéndose de pie toda sudorosa, con un rostro que mostraba su terror y una voz entrecortada.

- Eres una niña mentirosa. Muéstrame la mano, te daré ocho reglazos.

Con su horrible rostro fruncido bajo la toca de hábito, aquella monja desahogaba sus frustrada vida de mujer fértil, en una época en que la fertilidad de las mujeres era más importante que el placer sexual.
- "La letra con sangre entra". Todas ya saben lo que les espera si no estudian; para mañana volveré a tomarles la tabla del ocho.

Al terminar la escuela Juliana pensó que le cambiarían de colegio.

-¡La va a mantener a la niña en el colegio o la va a cambiar?- preguntó la monja, mostrando el rostro de la más profunda dulzura, con el que se ganaba a los padres de familia.
- ¡Por supuesto que no la voy a cambiar!- contestó eufórica Doña Pilar- oculta bajo un sobrero a la moda, que le cubría sus ojos azules, su roja cara regordeta, que no daba señales de la bella joven que llego de España.
.- Es más,  quiero que ahora que son unas señoritas insoportables, especialmente Juliana, les ajuste.
- Usted sabe que en nosotros la disciplina es lo primero. Pero si usted quiere ver realmente un cambio en sus hijas, puede internarlas, así ellas estarán libres de tentaciónes.

El internado, fue como encontrarse en una prisión. Las rutinas que empezaban a las 5 de la mañana con un rezo de rodilla, por una hora, seguía con el rezo en el desayuno, y a las 7 de la mañana clases, al medio día a lavarse las manos, a rezar al comer, bajo los más estrictos modales.
- Juliana. ¿Dígame a que lado va el cuchillo?
- A la derecha madrecita.
-Muy bien. La etiqueta y los buenos modales son lo importante en la vida, es lo que hace la diferencia de ustedes con cualquier persona vulgar.
Después de clase venía el encierro en el cuarto para hacer los deberes. En aquella habitación donde permanecía desde las seis y treinta, hora de la merienda, a las 8 de la noche hora del rezo, y desde las nueve, hasta el otro día, de lunes a viernes.
A diario recibía la visita del la monja frustrada, que dejó de atormentarla con las matemáticas, ahora lo hacía con la caligrafía y la ortografía.
- Tienes una letra patoja y volver las dos son ve pequeña. Repite diez planas con esta palabra y antes de irme muéstrame la mano, este reglazo es para que no olvides como se usa la v pequeña.

El sábado y domingo eran los días en que podían volver a su casa. Entonces la vida parecía renacer. Juliana y Sofía eran infaltables en el Jokey Polo Club, donde sus hermanos mayores eran personajes. Paco Jr. era un gran jugador de polo, de cartas y bebedor de wisky.  Su hermana myor por parte de madre, era la novia del dueño de la gran hacienda de Chillogallo. Ninguno de ellos estudiaba ya.  Como siempre, después del partido de polo venían las carreras, en donde competían el caballo que su padre le regaló, importado del Perú llamado Sheik.
-¿Por qué nuestros hermanos no estudian?- Preguntó Sofia a su hermana Juliana, que estaba aburrida en una de las mesas de la parte reservada del Hipódromo de la Carolina.
- Me parece que lo que ellos estudian es con quien casarse-contestó con la mirada perdida en las montañas.
- ¿Por qué no estudiar?.
- Porque para hacer plata con el estudio se necesita años y casándose, solo un día oportuno.
! Mira allá viene tu caballo Sheik! ¡Que lindo se lo ve!.
- Si y espero que gane, porque aunque mi madre no quiere que apueste,   pero, mandé a aporstar.
-Mira alla viene papa con su amigo Bernardo.
- Que aburridos que son, sólo hablan de política.
-¿Que vestido te pondrás para la fiesta de los embajadodres?
- No lo he decidido aún.
Rodolfo se acercó a la mesa de sus hijas- ¿Han visto a su madre?
- Si está jugando cartas con sus amigas  en el salón del polo club.
-¿Cómo están ustedes? ¿Cómo está el Colegio?
- Mal como siempre, con monjas que nos golpean y nos tienen rezando horas y horas- respondió Juliana molesta- Papá usted me mando a estudiar o a rezar a ese lugar?
El rostro de Bernardo revelaba su impotencia frente a su mujer, que lo había reducido a un espectador  de la vida familiar.
- A estudiar por supuesto.
- Pues si logro saber algo de matemáticas y de castellano será un milagro.
- Bueno hablaremos de esto mas tarde. Ahora aprovechen de las vacaciones y nos vamos mañana a la Hacienda de Cayambe.
- Nosotras vamos a ver a Sheik y les dejamos hablando de su aburrida política que tanto odio.
- Por favor tienes que ser más educada Juliana- observó bruscamente el padre.

El mesero acomodó una silla para Bernardo. La conversación empezo como siempre.
- No sabemos ni cuantos muerots hubo en la guerra de los cuatro días que fue el momento mas dramático de la ciudad, después de la guerra de la independencia ya tenemos otro alboroto.
- ¿Qué pasa?
- La dictadura de Velasco cayó, apenas duró once meses su gobierno, los militares lo ha mandado para la Argentina y el loco dice "me precipité sobre las bayonetas" - te imaginas.
- ¿ Y ahora?
- Estamos en manos de los militares.
En la hacienda de Cayambe las cosas no eran tampoco fáciles. Las ideas socialistas se había regado. Aquel jueves,  Rodolfo llegó con sus hijas para pasar las vacaciones, los indigenas estaba  tranquilos despues de una sublevacion sofocada por el ejercito, en que pedía que se les reconozca un salario y no el pago en tarjas, que era pedazos de madera donde se marcaban los días trabajados y se canjeaba éstos por azucar, arroz, aceite, sal, velas etc., menos el descuento por uso de la tierra del huasipungo.
Bernardo reunió a los indígenas, mientras sus hijas paseaban por la enorme hacienda a caballo.
-Quiero decirles a ustedes, que desde ahora les pagaremos en dinero, pero además que ustedes no tienen que pagar los diezmos y primicias a los curas de Cayambe. He sabido que lo están haciendo. Desde la Revolución Liberal eso está prohibido.
- Pero patron, si no les pagamos el taita cura no quiere bautizar a los niños.
- Ustedes no tienen que bautizar a los niños, sólo registrarlos gratis en el Registro Civil.
- Pero el diablo pude ir cargando a nuestro hijos.

Como todos los domingos, era infaltable ir a misa. Doña Pilar se rodeaba de sus hijos y empleadas para cruzar la Plaza de San Fransico,  o para llegar a la iglesia de Santo Domingo y de paso a visitar a los inquilinos de su casa esquinera.
- Lo malo de  las iglesias del Centro, es que cada día hay mas y mas indios. Desde la próxima semana solo iré a la Catedral o a la Iglesia del Sagrario, que está a la vuelta.
- Mamá dicen que están construyendo una iglesia gótica en la Mariscal que se llama Santa Teresita. Tenemos que salir de este mercado en que se ha convertido la plaza los domingos.

Bernardo, se declaró ateo y prefería perderse con su amigo Rodolfo en los bares de la Ronda, donde se cultivaba la poesía y la musica local y la faena se completaba con el partido de polo en la Carolina.  El centro de la atención estaba en las noticias del diario El Comercio.

En esta rutina monotona la vida de la familia se fue configurando hasta que llegó la noticia de el inicio de la guerra. Un día lunes Juliana se econdío en el cuarto de la sirvienta para no ir al internado. Entonces apareció en casa Paco García el padre de Paco Jr. y Mercedes, su ex marido español.
-¿Qué haces aqui canalla? - Le preguntó furiosa su madre al verlo en el patio de la casa muy bien vestido.
- Veo que me extrañas- repuso el hombre que lucia un traje elegante con sombrero de coco.
- ¿Qué haces aqui?- Le seguía preguntando desde el balcón del segundo piso, llena de joyas.
- Vengo a despedirme, ha terminado la maldita guerra en España, y me regreso.
- Pues bien... Pero si lo que quieres es plata, te puedes ir con la cola entre las piernas.
- No mujer, durante estos años me ha ido bien. Tengo otra mujer, como tu tienes otro marido y si vine a Quito fue  por una invitación de la embajada a todos los españoles, para renovar mi pasaporte.
- Entonces que es lo que quieres de mí
- Saludarte.
- Pues pasa entonces a la sala, que tenemos mucho de que hablar.
- ¿Y nuestros hijos?
- Los nuestros están en la hacienda de la Villaflora.
-¿Cómo así? Yo los hacía estudiando para médicos o abogados, por lo menos a Paquito.
- Están alla porque el novio de Mercedes es dueño de la Hacienda de Chillogallo y Paquto está interesado en la hija del dueño de la hacienda de Las Cuadras, que son vecinos.
- ¿Y que es de tus  otras hijas?
- En el internado de monjas.
- ¿En un internado de monjas? ¿ No era tu marido un liberal "come curas"?
- Si pero ellas tienen que tener un mejor roce social.
- ¿Dónde está tu marido?
- En la Hacienda de Cayambe
- Parece que ya no hay quien tiemple tu guitarra.
- ¿Qué quieres decir?.
- Que nadie te hace temblar en la cama, porque así de grocera te ponias cuando no estaba satisfecha.
- Estás loco- contestó en medio de un rubor.
-Creo que es mejor que te marches.
- Pero...¿ por qué?
- Porque sí
- Me voy a España, estoy cansado de estos socialistas que lo trastornan todo aquí y en Europa. Al menos en España triunfó Franco, el va devolverle la moral y la fe al pueblo español.
- ¿Puedes  llevar una carta mía a mis padres?
- Claro. Pero no tengas muchas esperanzas de que los encuentre. Los muertos han sido por milies.

-¿ Cuándo te la puedo entregar?
- Pasado mañana en el recepción de la Embajada.
-Está bien te la doy allá.
Cuando Paco se marcho, Juliana cerró cautelosamente la puerta del cuarto y se sentó en la cama. Ahora entendía a quier realmente amaba su madre, al verle la cara y por que ella  se había criado tan lejos de su cariño.


El el día de la fiesta de 15 años de Juliana. En la casa habia invitados vestidos de gala; todas sus compañeras de colegio  fueron vestidas de vestidos rosados hasta el piso, llenos de velos y encajes, formaron en una columna que caminó por la calle Venezuela hasta la Iglesia de la Compañía de Jesus, seguida a pie y vehículos, por las monjas del colegio y familiares de las compañeras. En el interior de la iglesia los nuevos focos eléctricos y los equipos de amplificación eran la sensacion de la ciudad.
Despues de la ceremonia los invitados se reunieron en la casa de Rodolfo, en la Plaza de San Francisco y mientras las muchachas no paraban de hablar de sus admiradores y reirse por todo, en la mesa de Rodolfo y Bernardo, se comentaba los últimos acontecimientos.
-El Perú se neiega a reconocer nuestros derechos tearritoriales en el Oriente y ha invadido el Oro, ayer ha habido un combate naval en Jambelí.
- Y que ha hecho el Gobierno
- Esta llamando a todos los mayores de 18 años. Hay miles de personas que se están reclutando pero no hay suficientes armas.
- Yo puedo aportar con todas la que tengo
- Sería bueno.
-¿Que tal si vamos a escuchar la radio?.
- Ahora no, primero terminemos esta fiesta y nos quedamos en la noche para ver que pasa.
En las noches subsiguientes, Bernardo yRodolfo siguieron la historia de lo que pasaba

- ¿Cómo? ¿Escuchaste? Hemos firmado el tratado de Río de Janeiro y perdimos la mitad del país.
- No puede ser.
- El tratado tiene que ser ratificado por el Congreso y el  que  más se opne es el "Loco" Velasco Ibarra.
- Deberíamos tumbar al presidente  Arroyo del Río, es un pelele, demagogo.
- ¿Cómo si tiene su propia guradia pretoriana que se llama carabineros que lo protegen?

Desde aquellas vacaciones del 41 en que fue su fiesta rosada, hasta que se graduó del colegio en la casa de sus padres la vida giraba alrededor de Doña Pilar con su vida social y don Rodolfo enredado en los avatares politicos.
En mayo de 1943 a su colegio situado tras el palacio de Gobierno, y a una cuadra de la Universidad llegaba las voces de los que protestaban y los tiros, de los sublevados contra el presidente Arroyo del Río
Y al año siguiente en junio poco antes de salir a vacaciones, las clases volvieron a interrumprse porque, como siempre, la gente celeberaba feliz la caída del presidente y el triunfo de la primera revolucion socialista de America, a la que llamaron "Gloriosa",  liderada por el caudillo populista Velasco Ibarra.
El domingo, Juliana fue a ver correr a su caballo Sheik, que ya había envejecido y dejado de ser el campeon del hipodromo. A verlo perder sintió ganas de pergarle con la fusta del jinete, pero recordó a las monjas y se detuvo. El caballo asustado levantó bruscamente la cabeza y golpeó con su boca el freno; desde aquel día temía las caricias de Juliana y las aceptaba luego de manifestar su instintivo rechazo. Un mes mas tarde en la carrera a Sheik se le quebo una mano. El jinete voló por los aires y la gente dejó la tirbuna para correr hasta la curva sur. Rodolfo, Bernardo y Juliana también llegaron.
- ¿Que se puede hacer papá?
- Esto es lo más grave que le puede pasar a un caballo hija.
- ¿Qué vas a hacer?
- Tranquila ve con tu hermana y tus amigos. Yo me encargo de esto.
Bernardo tomó por lo hombros a Juliana- Vamos mi hija- tu padre tiene que parar el sufrimiento del pobre animalito.
Rodolfo pidió una pistola y le disparó a la cien. Aquel sonido atravezó el corazon de Juliana que nunca más en su vida quiso ver el rostro de la muerte.

Al verse más viejo y mortificado por su mujer, Rodolfo escribió un testamenteo un dia viernes, llamo a su mujer y sus hijas para decirles su voluntar.
- Pilar a ti te dejo la casa de Santo Domingo, y a mis hijas lo restante. Si algo me llega a pasar tu serás la albacea o administradora hasta que ellas sean mayores de edad.- La sala de la casa se tiño de descontento. Pilar penso que los años de soportar a Rodolfo, al ver en agonía a su marido, habías sido en vano, pero se cuidó muy bien de manifestarlo.
Un día al regresar Rodolfo de la Hacienda una empleada accidentalmente dejó caer una pesada alfombra enrollada sobre su cabeza.
-Que pasa doctor- Era la pregunta de todos en la casa.
- El golpe le ha producido una hemorragia cerebral y no estará vivo por mucho tiempo más- ahora quiere hablar solo con sus hijas.
-Pero yo soy su mujer y tengo el derecho de escuchar todo lo que el diga.
- Ahora no por favor doña Pilar.
En la lugubre habitación en donde había una cama de dos plazas con una enorme cabecera negra tallada en rombos y frutos, de color negro, yacía agónico don Rodolfo, junto a su querido radio y sus infaltables cigarrillos.
- Juliana y Sofía, vengan les voy a dar la bendición, creo que el golpe no fue accidental pero perdono a todos.
Las dos adolescentes no pudieron controlar el llanto.
Ni el día de la muerte de Rodolfo ni el día del suntuoso funera hasta el cementerio de San Roque Juliana vio el rostro de su padre.

El ultimo día de clases se avecinaba. Juliana, que muy temprano en la mañana fue a dejar flores a la tumba.  Cuando estaba en el teatro del colegio, vestida con una túnica azul y con un bonete rojo en su cabeza, se ecuchaban las notas del Himno Nacional y sus 14 compañeras, frente a ellas una multitud donde estaba su madre y sus hermanastros. Al final de la ceremonia se felicitaron y abrazaron a su profesores y monjas, verdugos y victimas se unian en un abrazo, en el se enredaban también los padres. Era el momento del perdon a toda una vida de 6 años de humillaciones y abusos para aprender que la letra con sangre entra.

Desde su salida del colegio la vida se volvió mas aburrida y mas llena de conflictos con su madre. No entró a estudiar en la universidad y se la pasaba de sociales. Sus ojos de un azul intenso atraían mucho y su cuerpo, que lo cultivaba con ejercicios siguiendo un manueal de Charles Atlas, ocupaba sus horas leyendo libros de literatura, y tenía una enorme colección de lo mejor, desde la historia de Tarzán, hasta Sakespeare y Cervantes, además le encantaba leer obras de superación personasl de Paul Jagot, el cine, las fiestas de las embajadas y la vida del Jokey Club.

Era la hora de pescar un buen partido, pero aborrecía a los aristócaratas de Quito, en especial al marido de su hermana, que era un borracho golpeador de mujeres. Sofía con apenas 18 años, era víctima de un arrogante alcohólico, un noble de Quito.
-Dios mi sólo quiero un hombre que jamás me golpee- Era el mismo comentario todas la veces que le tocaba curar los moretones de su hermana, que venía a refugiarse con sus dos pequeñas niñas.

En una de esa fiestas conoció a un joven estudiante de derecho. Aquel joven de pelo negro my parecido al actor Tairon Power, el actor de moda, era el foco de atención en la entrada, donde era la persona encargada de recoger las invitaciones y ubicar a los invitados en las mesas del banquete. Cuando vio la ocación propicia se le acercó.
- Perdón ¿Es usted de aquí?
- No soy de Cuenca
- Mucho gusto, mi nombre es Juliana
- El gusto es mío. Mi nombre es Luciano
- ¡Trabaja en la Cancillería?
- Vine porque gané una beca para estudiar Derecho Consular y Diplomático en Estados Unidos y estoy haciendo una pasantía aquí.
- Usted parece de familia acomodada?
- No, la verdad que no
- Pero la carrera diplomática es para gente rica que puede pagarse su vida en otros países.
- Eso mismo me dijo mi amigo el diputado Lauro Cordova.
- ¿No sería mejor ser un buen abogado en Quito?
- A lo mejor usted tiene razón señorita. Lo voy a pensar.
- ¿Qué otra cosa hace usted?
- Soy el director de la campaña electoral del Sr. Galo Plaza.
- ¿Cómo? Pero usted es muy joven.
- Lo sé, pero mis amigos cuencanos del partido liberal me recomendaron.
- ¿Cuántos años tiene?
- Veinte y cinco  años
- ¿Y ya es usted abogado?
- No, me faltan dos años.
- Bien me tengo que marchar; me gustaria verlo nuevamente Luciano.
- Pues sólo llame al teléfono de la Cancillería. Tenga este es el número.