El celular

Dejarlo en casa para poder tener un tiempo para el mismo le despertaba un sentimiento de culpa.  De inmediato cuando no lo portaba pensaba que si alguien de su familia lo necesitaba de urgencia, por un simple antojo, no estaría disponible.
Antes del tiempo del celular la vida era distinta, había una tiempo en que las personas con las que estaba relacionado, no estaban presentes de manera permanente.  Era como una confianza que existía en que ellos y tu podían existir de manera independiente, dueñas de si mismas y capaces de superar dificultades sin problemas, pero la situación con el celular era diferente.
En ese momento tomó el teléfono para contactarse con su hija
-¿ Qué pasa que no llegas?
- Estamos con unos amigos esperando por una pitzza que se está tardando.
Una hora más tarde la volvió a llamar.
-¿Por qué no llegas si ya  son las diez de la noche?-  El escucharla al otro lado era un alivio.  Antes había una angustiosa espera, y cuando ella llegaba sin complicaciones, venía la calma.
El celular ahora servía no sólo para rastrear a las personas sino para que vivan esta dualidad en que las calles, los lugares extraños y las horas de obscuridad  son como más  peligrosos desde que existe el celular- penso mientras un  vulgar programa de esos de crímenes y violencia pintaban de rojo su ciudad y su país.

Finalmente su hija llegó a casa.   Ya no tenía sentido la pelea, el reclamo, sino un sueño tranquilo.   Mañana será otro día con celular.