La noche caía sobre las ruinas de Ingapirca. Aquellos muros de piedras de seis ángulos acopladas resistirían un día más que el imperio de los Incas. El frío llegó mordiéndome los huesos a esos tres mil metros de altura. Aquellos indígenas construyeron el imperio más grande de América en 100 años, eran una horda de guerreros adoradores del sol, cargados de violencia y odio. Luego llegaron los españoles y los sometieron fácilmente,construyendo el más grande imperio religioso de la historia, por tres siglos, eran grupos pequeños de codiciosos blancos y barbudos inspirados en Cristo que buscaban el Dorado. En el siglo XX aquellos europeos terminaron matándose entre si en dos cruentas guerras. Al parecer cada cierto tiempo los seres humanos convierten al planeta en escenario de su más profundo sentimiento, el poder convertido en odio fanático.
lunes, 7 de febrero de 2011
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