Lo bueno y lo bello

Volvió a caminar por centro de Lago Agrio con su padre y los almacenes de ropa eran los más abundantes.  Se preguntaba cual sería el traje mas conveniente para tapar su oficio.  Su primera compra fue una cadena de oro del ancho de sus dedo medio y unos zapato nike, pero ahora tenía también  que vestirse como un señor.  Lo que nunca dejaría de lucir es el oro, los relojes y vehículos caros .   Esos serían sus símbolos de éxito y el anzuelo para saciar su lujuria.  La cirugía de la nariz le quedó muy bien.
- Eres un pelado cabrón- le dijo su padre que lo comenzó a detestar desde que lo vio con sospecha- ¿Tú crees que la policía no tiene ojos en todas partes, que son los ojos de los que te envidian?.
-Pues que me envidien todos eso que no tienen agallas para jugarse la vida y ser alguien.
- ¿Y  crees que ser algo como tú es ser alguien?

- ¿Y cómo no lo va a ser ? ...¿Cree que es mejor ser como usted, un hombre que se hizo viejo trabajando por nada y privándonos de todo? El mundo es mío y puedo estar mañana donde me de la gana, Voy a una agencia de viajes y me lo arreglan rapidito, mientras usted padece haciendo cola para que algún médico de un hospitalucho lo atienda.   Yo me di el derecho de  gozar de mi juventud y mire a los hijos y mujeres que tengo, no les hago faltar nada.
El silencio entre los dos fue la tónica mientras la gabarra cruzaba su lujoso 4x4 a la otra orilla camino de regreso a casa.
El muchacho no se bajo de su Toyota  del año y se perdió sin despedirse.  El viejo se quedó acariciando a su fiel perro, con la mirada clavada en la orilla de Río Aguarico   mientras recordaba los días en que le enseñaba a jugar fútbol a  su querido muchacho, el motivo de su risa .  Era indiscutible que se lo veía con muy buena facha, pero la vida le había enseñado que lo bello no era lo mismo que lo bueno.