- Hola querida amiga, perdona que te llame por teléfono a esta hora...¿Puedes darme refugio en tu casa?
- ¡Claro! ...¡Siempre!....¿Que te pasó?
- Mi marido me golpeó
- ¡Que estúpido! ¿Que quería?...¿ Hacerte abortar?
- No lo sé
- ¿Estaba borracho o drogado?.
- No. Llegó a la casa irritable y me comenzó a gritar, luego a golpearme.
- Ven inmediatamente.
Tras colgar el teléfono miró al parque Abdón Calderón y se dirigió a la casa de su amiga. Nunca se había atrevido a salir de la casa luego de cada golpiza. Al dar el prime paso, sentía que un gran peso quedaba atrás. No habría regreso, era cuestión de dignidad. Mirando la piedras labradas de las calles le invadió la duda. ¿Qué es más valioso: la dignidad o el amor?. Los pasos siguientes le trajeron más preguntas: ¿Qué voy a hacer, sin trabajo? ¿Cómo alimentaré a mi bebé?
Se tocó su abdomen de siete meses de embarazo y escuchó una vocecita que le decía:
No estás sola, somos dos gorriones en libertad.
- ¡Claro! ...¡Siempre!....¿Que te pasó?
- Mi marido me golpeó
- ¡Que estúpido! ¿Que quería?...¿ Hacerte abortar?
- No lo sé
- ¿Estaba borracho o drogado?.
- No. Llegó a la casa irritable y me comenzó a gritar, luego a golpearme.
- Ven inmediatamente.
Tras colgar el teléfono miró al parque Abdón Calderón y se dirigió a la casa de su amiga. Nunca se había atrevido a salir de la casa luego de cada golpiza. Al dar el prime paso, sentía que un gran peso quedaba atrás. No habría regreso, era cuestión de dignidad. Mirando la piedras labradas de las calles le invadió la duda. ¿Qué es más valioso: la dignidad o el amor?. Los pasos siguientes le trajeron más preguntas: ¿Qué voy a hacer, sin trabajo? ¿Cómo alimentaré a mi bebé?
Se tocó su abdomen de siete meses de embarazo y escuchó una vocecita que le decía:
No estás sola, somos dos gorriones en libertad.
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