Cansada del ruido y los gases se mudó Guápulo, el barrio de los pintores , pero nada conseguía llenarla de inspiración. Una noche de luna, la estatua del conquistador que está en la equina del parque, frente a la iglesia, le preguntó
-¿Has venido a pintar?
- No sé, le contestó, pensado que estaba loca. - ¿Eres Francisco de Orellana?
- El mismo
-¿Es verdad que encontraste las Amazonas?
Mientras el conquistador hablaba de su increíble epopeya en la selva del mayor río del mundo, en 1542, sorteando mujeres guerreras, picaduras, dardos envenenados, hambre mortal al cruzar Sudamérica a lo ancho, hasta ir y volver de España con navíos, Las manos de la pintora se movían con furor y el lienzo tomaba forma colorida.
¿Y Dónde has muerto?
Pero nadie contestó, la luna de Orellana se había ido
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