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jueves, 31 de marzo de 2011

El país de los besos

 


El Tingo, un balneario de aguas termales al pie de un volcán llamado Ilaló era un refugio para cientos de familias de medianos y pequeños recursos económicos.  A ese lugar acudía una pintora que quería pintar el mejor de los besos. Silenciosamente observaba a los niños entregar sus besos más sinceros y espontáneos, eran tan diferentes a los de la televisión y las películas, que ya se le había hecho fácil detectar dónde y cómo era fraude.  Al caminar en la playa y en las calles, su atención en busca de los besos más naturales, la llevó a pesar que vivía en el país del amor.
-¡Pais del amor!-¿De que país estás hablando? - le contestó su madre.  Es que no lees las noticias, ni ves la televisión, éste es el país del odio, de los ladrones, de la injusticia, de la inseguridad.
Durante una semana soportó las pruebas que su madre le presentaba en abundancia:  mujeres asesinadas por los maridos, secuestros express, muertos y apuñaleados en cada rincón.

-Lo más estúpido es que ahora el Presidente llama a consulta popular, para prohibir que los diarios publiquen esto que está ocurriendo en la puerta de nuestras casas.
-La consulta es para prohibir a los diarios el enfoque sensacionalista y sexista que les da ventas y mucho dinero- le respondió algo fastidiada.
- ¡No!, lo que quiere es esconder la realidad de algo que este gobierno no ha podido cambiar.
- ¿Qué cosa?
- La podredumbre moral que estamos viviendo.
- Ahora la gente es más violenta,  porque la televión y los diaros venden violencia, es un producto de consumo como la cerveza.
- No,  lo que pasa es que la gente  necesita más y cada día tiene menos escrúpulos.  Nuestros abuelos no necesitaban tener celular, televisión, computadora, auto, ropa de moda; hoy la gente se siente que no vale nada si no tiene esto y la forma más fácil de obtenerla es traficando con droga,  robando, matando.  Hay una locura por el dinero rápido y la ganancia fácil.
La pintora se quedó pensativa.  Al volver al Ti ngo,  comenzó a mirar las pupilas de la gente, y a notar que en la fila de la entrada no faltaba el "cucaracha" , el oportunista que quería colocarse antes, sin respetar el turno ajeno para ingresar; sin el menor remordimiento, un jóven robó su protector solar, mientras ella lo observaba y  un grupo de muchachos rodeaban a una chica en la piscina para manosearla morbosamente.  Aquella ilusión de vivir en el país de los besos comenzó a desintegrarse.
Al poner el lienzo en el trípode, con facilidad asombrosa, los pinceles y  paletas,  casi automáticamente se movían para pintar el lado amargo de la vida y recordaba lo difícil que le era puntar un  beso..
A la mañana siguiente al verse en el espejo se preguntó si su cultura era una cultura de derrotados, de gente que perdió la capacidad de ver lo bello, lo amable lo maravilloso.  Una mueca en los labios le trajo preguntas como si  su madre y ella fueron el producto de siglos de amargura, de religiones que le digeron que el cielo estaba arriba, no aquí abajo, de gobernantes  y autoridades que vivían como felicidad propia y sacaban partido de  las desgracias de otros, y de personas felices con tontas vanidades.   Bajo un gran árbol de eucalipto pensó en ese  un mundo de la información, donde lo importante era enseñar a la gente a  necesitar. a consumir. Lo  marabilloso  estaba en algún otro lado, pero   no estaba al alcances de su gente pobre.
- ¿Crees que la justicia se hace cambiando una ley o los jueces como quiere el presidente en la consulta?- le preguntó su madre que estaba totalmente alejada del mundo de los besos fuera de casa, desde hace algunos años.
- Cualquier cosa puede ser mejor que nada, la justicia es la clave de la corrupción en este y todos los países del mundo-  le contestó mientras volvía a acomodar lo necesario para poder volver a pintar los besos.
Al llegar al parque vio a un gorrión dando de comer a sus crías en un nido escondido dentro de unos helechos. Luego a un niño que llenaba de besos a su perrito mientras  este le lamía la cara. Dos enamorados para los que le mundo desapareció, se besaban sin importarles los mirones y una madre le llenaba de besos a si hijita que superando miedos daba los primeros pasos.



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