- Claro me imagino que si me ven gringa y que tengo esta silla de montar y este freno, yo debo ser una pelucona que tiene alguna mansión con caballos pero no es así.
- Yo soy y seré hasta el último día de mi vida una entrenadora de caballos.
- Mi padres son americanos, del estado de Kentucky, y se que ustedes han escuchado el nombre de mi estado por los famosos pollos kentucky que son tan populares como las hamburguesas Mcdonald.
- Llegue a Ecuador siendo una adolescente, mi padre es un pastor evangélico que dirigía la radioemisora HCJB, la Voz de los Andes, creo que la segunda emisora mas antigua de Ecuador, que funcionaba ya desde antes de la Segunda Guerra Mundial para todo el mundo.
- Era emisora cuando las emisoras todas eran en A.M. ahora las mas populares son en FM, y transmitía en onda corta, se dice que su señal está viajando por el espacio desde los años cuarenta, porque a diferencia de la ondas FM. que se transmiten en linea recta por repetidoras como las señales de teléfono celular, las AM lanzan una onda electromagnética que rebota en la atmósfera y luego se puede repartir.
- Radio HCJB tiene sintonía mundial y hasta su propia central eléctrica en Papallacta para dar noticias al mundo.
- Mi padre llegó en los años 70 porque el gobierno de los Estados Unidos, temía que la Revolución Cubana se propagara por Sudamérica, en especial por Bolivia, Perú y Ecuador, los llamados países Andinos que incluso habían formado una organización que se llamaba El Pacto Andino, que incluía tambien a Venezuela, Colombia y Chile. Fue la primera organización de naciones en Sudamérica.
- Para 1972, Chile tuvo el primer gobierno socialista del mundo elegido por elección popular y por supuesto la CIA de inmediato le hizo una guerra económica y mediática, en la que HCJB tuvo un papel importante, sobre todo creando comunidades evangélicas en Ecuador.
- Pero a mi no me interesaba ni la religión, ni la política, mi abuelo había sido entrenador en el hipódromo de Kentucky y a mi desde niña me fascinaban los caballos.
- Todos los días me levantaba de madrugada antes de ir a la escuela para limpiarlos y preparar su comida, y al salir de clases lo paseaba montada o caminando si eran muy briosos.
- Escuchaba como mi abuelo daba indicaciones a los jinetes todos los días el día antes de las carreras.
- Les explicaba si esa semana el caballo o la yegua tenía que ir al trote, a galope lento o a galope tendido. personalmente revisaba las herraduras, las patas, sobre todo los cuartos anteriores y posteriores en busca de algún problema y durante todo el día se pasaba hablándoles a los caballos y parecía que ellos le entendían cada palabra.
- En Quito yo me encontraba muy aburrida, estudiando en el Colegio Americano, un colegio para norteamericanos y gente rica de Quito, que me era totalmente antipática. No quise estudiar en el colegio Voz Andes porque la religión me tenía la cabeza a punto de estallar.
- Rezabamos antes de cada comida, todos los domingos a misa y un día se me ocurrió contar un chiste de Jesús, y eso desató regaños de mis padres que asustaron.
- Pero un día, mi padre me llevó al hipódromo, para que me sintiera mejor, en esta ciudad, donde lo único que no me parecía triste era el mes de Diciembre, en que desde fines de noviembre habían corridas de toros y a mi me encantaba ver a los rejoneadores, toreando a caballo, las fiestas de la ciudad en que la gente bailaba en las calles y hacían trenes de personas que corrían de una calle a otro con rondas de personas que bailaban poniendo al centro parejas o personas que trataban de mostrar su mayor habilidad bailando.
- Luego en la Navidad, en todas partes habían nacimientos, muy artísticos, con casitas, animales de cerámica, arboles de navidad, y cantos de villancicos por todas partes.
- La iglesias católicas a las que me metía a escondidas del mi padre eran muy lujosas, llens de oro y figuras, con hermosas esculturas y pinturas, llenas de arte que se tornaban muy llenas de vida con el canto de las personas y los órganos de la edad media que todavía sonaban desde la colonia que se inició en 1534.
- Era como viajar al pasado porque la ciudad vieja, es la ciudad colonial que conserva la arquitectura española más grande de América Latina y hoy es patrimonio de la humanidad, fue el primer patrimonio arquitectónico de la humanidad reconocido por la UNESCO.
- Pero la fiesta que mas me gustaba en Diciembre era la fiesta del fin de año. El 31 de diciembre la gente hacía muñecos para quemarlos a la media noche, que representaban a los personajes de la vida pública, políticos, deportistas o del barrio, como el llamado capariche que limpiaba la ciudad o el sereno que pasaba por las calles con un pito diciendo de su presencia y alejando a los ladrones.
- A la media noche, luego de que las llamadas viudas negras que eran hombres vestidos de mujeres con ropa negra, que lloraban borrachos por el fin del año, luego de haber recogido dinero de los autos y personas que transitaban por las calles, leían el testamento del año viejo, muchos de estos testamentos también se leín en la radio.
- Los testamentos era poemas con rima y ritmo que contaban lo más trascendente que había ocurrido ese año y lo que ya no querían que vuelva a ocurrir.
- Finalmente a la medianoche la ciudad era un incendio. En cada esquina la gente quemaba los muñecos con la gente con ropa interior amarilla corriendo alrededor de la cuadra para soñar viajar ese año, y comiendo 12 uvas. Todos veíamos por ultima vez los disfraces y disfrazados de todo, desde monstruos y los gay eran los mas vistosos disfrazados de la mujer de sus sueños.
- Despues de ese loco mes la ciudad se hundía en una tristeza que comenzaba todas las tardes con una lluvia y la lluvia era casi todos los días hasta el mes de junio en que venía el verano , as fiestas de San Pedro y San Pablo.
- Me encantaba el carnaval porque podía hacer algo que jamás se podía hacer en Estados Unidos, mojoar a la gente con globos de agua. Con ms amigos del colegio que practican baseball nos aprovecha bamos para irnos en el techo del tren hasta Guamote, y desde alli lanzar globos de agua a los que nos atacaban tambien desde los pueblos por los que cruzaba el tren. Era una guerra increíble en que cientos de turistas íbamos en el techo del tren contemplando los bellos nevados de los Andes de Ecuador. Los muchachos probaban que eran buenos para atrapar en el baseball atrapando los globos que nos lanzaban sin que se revienten y nos mojen que eran buenos lanzadores, mojan a gran distancia a los curiosos que jugaban carnaval en los pueblos.
- Si no quedábamos en la ciudad nuestros padres nos prohibieron hacer eso, que era para ellos una agresión brutal y salvaje de un pueblo primitivo.
- Después de eso volvía la tristeza, y la gente se culpaba y martirizaba por todo, en unas enormes procesiones de Semana Santa, donde muchos cargaban cruces, cadenas, espinas clavadas en el cuerpo, se dejaban azotar con látigos, y todo me hacía pensar en la Europa Medieval, en que para ahuyentar las pestes, la procesiones era la forma de ser escuchados por Dios.
- La única forma de salir de tanto aburrimiento, era el hipódromo. Se llamaba Hipódromo de la Carolina, era un hipódromo donde la gente podía ver las carreras y los niños corrían de un lado a otro por una cancha de polo mientras los caballos daban un recorrido por una pista ovalada de tierra con tranqueras de madera.
- Para ver desde la tribuna, donde ahora funciona el Centro de Exposiciones Quito, había que pagar y había un lugar para los espectadores que era un graderío cubierto con una buena estructura de cemento, pequeña comparada con la de los hipódromos de los Estados Unidos y en el segundo piso un lugar para los socios e invitados.
- En la parte donde ahora está el Centro Comercial de Iñaquito, estaban las caballerizas y establos donde yo era feliz.
- Todos los sábados y domingos iba a ayudar a un entrenador que tambien era Jinete llamado Manuel Muñoz, y el me daba la oportunidad de limpiar los caballo, alimentarlos e incluso si no iban a correr de montarlos y me pasaba con ellos desde las 6 de la mañana hasta las 7 de la noche.
- Cuando terminé el colegio, en lugar de irme para los Estados Unidos a estudiar la universidad, el propietario de una cuadra de caballos, que tenía 8 animales, algunos muy veloces traídos de Argentina, Perú y Chile me, contrató como ayudante del entrenador pero cuando el entrenador se cambió a otro estud o cuadra, yo me quedé al frente.
- Era la primera entrenadora mujer de caballos, era muy joven, pues los entrenadores de caballos por lo general son viejos, y era gringa, me llamaban La Gringa.
- Cada día las palabras de mi abuelo volvían a mi cabeza y yo le daba al jinete las instrucciones como fuese mi abuelo el que hablara.
- Mis padres estaban aterrados de que yo sea entrenadora de caballos en ese hipódromo, porque decían que América Latina, los jinetes y los entrenadores son viciosos de los gallos, los prostíbulos el alcohol y la droga.
- En eso tenían toda la razón, pero era justamente porque yo no tenía esos vicios que me contrataron como entrenadora.
- Comencé a ganar muchas carreras y prestigio, a tal punto que a mis jinetes, los pesaba y revisaban una y otra vez para ver si no tenían pilas en las mangas de la camisa porque los otros jinetes para hacer correr mas a los caballos usaban pilas de 9 voltios que producían descargas eléctricas en el cuello de los animales, y los hacía enloquecer hasta que caían muertos al final de la carrera
- Otros preparadores le daba cáscara de café para que el caballa saliera drogado a la pista y corriera hasta su muerte.
- No faltaban los jinetes que frenaban al caballo en la partida, o en la mitad de la carrera, los que se cruzaban para impedir el paso del adversario, los que pegaba con el látigo en la cara del caballo que les quería pasar o que tenían mañas para aumentar o quitarse los plomos, con los que se nivelaba la competencia, aumentando o reduciendo el peso de los jinetes
- Tampoco faltaba el dueño o el entrenador que le ordenaba al jinete echar para atrás al caballo es decir hacerlo perder.
- Yo tenía que lidiar con todo eso y en muchas ocasiones tenía que hacer perder a mi caballo porque sabía que si ganaba en la próxima competencia tendría que competir con caballos mejores y no tendríamos ninguna oportunidad.
- Pero entre mis caballos había uno que hacía lo que quería, era como si fuera el dueño de mi vida y de todos los que llegaban al hipódromo.
- Le pusieron el nombre de Mariscal, pensé que el dueño le puso ese nombre porque era un caballo negro con la frente blanca como un rombo, que despertaba a todos los caballos con sus relinchos, y no había cómo hacerlo pasear en el paddock que es el lugar donde se exhiben los caballos antes de las apuestas y la carrera, porque quería violar a la yeguas o pelear con otros caballos.
- Sus relinchos el domingo atraían la mirada de todos, y al ver su bella estampa, su bríos su inquietud todos lo apostaban
- En realidad el dueño le quiso poner el nombre de caballo del diablo, que es el nombre con el que se le llama aquí a la avispa centurión, esa avispa que usa a las arañas a las que duerme con veneno y luego la usa para incubar sus huevos que terminan comiéndola.
- Me contó que ese caballo sabía cuando las apuestas por él eran bajas y entonces ganaba las competencias y hacía ricos a unos pocos, pero también podía olfatear a la gente que que luego de mirarlo apostaría por él y entonces perdía.
- Conmigo parecía que eso era solo un mito, pues ganó todas las competencia hasta que llegó el clásico ciudad de Quito.
- Ese día conocí al torero más guapo que visto en mi vida, se llamaba Paquirri, nos hicimos amigos y hasta me invitó a salir con él luego de la carrera. Ese día hizo su mejor faena y gano la Feria de Quito indultando un toro.
- Vino el entonces dictador Guillermo Rodríguez Lara con un enorme trofeo que yo ya lo veía en mis manos, acompañado del a banda de la marina que dio todo un show antes de la carrera en la tribuna
- Pero cuando las apuestas por eran como nunca en la historia del hipódromo, porque vino gente de Guayaquil que le gustaba apostar en grande, y hablaban de invitarnos a compartir en el hipódromo de Santa Elena en la temporada de Invierno, noté como si una risa maligna salía caballo.
- Al verlo se me borró todo el optimismo. La carrera era de 2200 metros y él era bueno solo hasta los 1600 metros peor siempre ganaba de atropellada, es decir era imparable en los últimos cuatrocientos metros, precisamente cuando tenía que cruzar frente a la tribuna.
- Le conté a mi padre, lo que vi y solo me dijo que tenga fe en Dios.
- Cuando se dió la partida Mariscal como siempre se puso a la retaguardia, con Angel Ina como Jinete, era un pequeñín muy vicioso, pero muy buen jinete, y sabía que no me jugaría sucio.
- Los caballos cruzaron por primera vez frente a la tribuna y ya lo vi como le era fácil devorar las distancias, estaba en su mejor forma y parecía que era un gato jugando con lor ratones que eran los caballos que estaban delante.
- El suspenso se vino cuanto tomó la última curva y para ser más vistoso se abrió por fuera y sus enormes trancos de un caballo de un metro 75 centímetros de alzada con un cuerpo de galgo fue pasando del último al segundo lugar, pero el puntero llamado Faraón, tenía demasiada ventaja, la pista estaba mojada por la lluvia del día anterior, la cara de mariscal venía cubierta del lodo que lanzaron los caballos a los que dio ventaja.
- Cuando faltaban solo 50 metros Mariscal dio alcance a Faraón y parecía que todo se movía en camara lenta, por a poco sus cabezas se pusieron a la paro le foto finish, dijo que la punta de la nariz de Faraón cruzó primera la meta.
- Me senté a llorar. Era mi forma de desahogarme. Mi sueño, mi trofeo y la plata de miles de personas se hicieron humo.
- Pero mi padre llegó a consolarme y luego de la ultima carrera, sin poder detener mis lagrimas en el establo de Mariscal al que le llenaba de besos y caricias por ser tan valiente, tan aguerrido, porque solo la suerte fue la que le impidió ganar llegó mi padre con una enorme bolsa de dinero,
- Aposté mucho dinero a que Mariscal llegaba en segundo puesto, nadie lo hizo y ganamos lo suficiente para que vayas a estudiar para entrenadora de caballos en Kentucky con tu abuelo.
- Es noche aprendía a bailar flamenco con Paquirri, y tuve las mejores fiestas de Quito.
sábado, 19 de enero de 2019
MONOLOGO DE MUJERES. La entrenadora del caballo del diablo
MUJER ARREGLANDO UNA SILLA DE MONTAR Y UNOS FRENOS
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